Joaquín Sabina lleva meses sin escribir "un solo verso de canción" pero dibujando, y sus pinturas y bocetos han terminado en un cuaderno de artista que ha titulado Garagatos , de los que se editarán 4.998 ejemplares que saldrán a la venta este mes. Cuando los médicos "y los selfies" le echaron de los bares, confiesa Sabina en la presentación que hace de su trabajo, el artista se recluyó en casa para dedicar su "rato favorito", después de cenar, "a tratar de escribir canciones". "A veces salían y a veces no. Cuando no salían me desesperaba y, con unas copitas de más, como todavía no hacía cuadernos ni tenía óleos ni nada, me ponía a pintar: a veces las paredes, a veces las puertas", dice.

Alguna de esas pinturas "ha sobrevivido" y "la mejor" está en la portada del libro que presentará esta semana en Madrid. Su forma de dibujar, explica, es algo "caótico", "sin reglas", "sin seguir ninguna disciplina de ninguna clase".