Decía Pierre-Auguste Renoir que la pintura feliz no tiene buena reputación y la exposición que sobre él ha organizado el Museo Thyssen-Bornemisza, la primera retrospectiva en España sobre el impresionista francés, demuestra la empatía y la intimidad de su pintura «como un antídoto contra la tragedia». Así define la obra de este pintor Guillermo Solana, director artístico del museo que ha comisariado la exposición Renoir: intimidad, en la que a partir de mañana se exhibirán 78 obras del artista francés que descubrirán cómo Renoir se servía de las sugerencias táctiles de volumen, materia o texturas para plasmar la intimidad.

Con préstamos de museos y colecciones privadas de todo el mundo, la exposición del Thyssen recorre toda la carrera de Renoir, los diferentes géneros y épocas del pintor con un argumento: la intimidad, ya sea amistosa, familiar o erótica. Este hilo conductor sirve para demostrar cómo en toda la obra de Renoir hay un énfasis en la cercanía y proximidad entre las figuras y entre ellas y el espectador, según asegura Guillermo Solana. «El cineasta Jean Renoir, hijo del pintor, decía que lo que caracterizaba la pintura de su padre era la empatía que establecía con lo que pintaba, ya fuera un niño o una rosa». H