El día que Seth MacFarlane tuvo la idea en la que acabaría basándose su primer largometraje, nadie en Hollywood le quería coger el teléfono. Los estudios no confiaban en la historia de un oso de peluche que un buen día se convierte en un ser vivo inclinado a la grosería, la procacidad y el vicio, y que tuviera posibilidades comerciales. Por entonces no imaginaban cuánto llegarían a arrepentirse de ello.

Cuando Ted se estrenó en el 2012 --al final fue Universal quien compró la idea--, recaudó 550 millones de dólares en todo el mundo. Estaba cantado que, más pronto que tarde, MacFarlane --que no solo la había escrito y dirigido sino que también puso voz al peludo héroe-- se pondría a trabajar en la continuación que hoy llega a España.

Ya sea por convicción o porque la promoción obliga, MacFarlane considera Ted 2 mejor película que su predecesora. "Cuenta una historia más desarrollada; si dispones de un personaje como Ted , que existe en el mundo real pero al mismo tiempo es tan inusual, ¿por qué no sacar provecho de esa falsa realidad y explorarla? Eso es lo que he intentado en esta ocasión". Precisamente la premisa argumental son los obstáculos legales que el oso y su esposa encuentran para adoptar un hijo: un peluche es un mero objeto y no puede ser padre.

Los ataques recibidos por la película son en buena medida los mismos que MacFarlane ha recibido desde 1999, y tienen que ver con su evidente voluntad de provocar y escandalizar. En una escena, Ted y su amigo del alma John (Mark Wahlberg) asisten a un espectáculo de monólogos con el propósito de sugerir a gritos ideas inapropiadas para los cómicos, entre las que se incluyen el 11-S y el tiroteo en Charlie Hebdo .

Pero MacFarlane señala que "la comedia no es siempre bonita", que la corrección política es enemiga del humor. Y que las críticas le llueven más por parte de la prensa. "A menudo, los periodistas incitan a que se ofenda por cosas que considerarían simples chistes. No creo que jamás me haya sentido agredido por nada que haya visto en una comedia. La polución y la crueldad contra los animales son ofensivas. Los chistes no".