Purple Rain es más que un álbum emblemático que acaba de reeditarse. Detrás de él está «la verdad sobre la sexualidad humana, la vida espiritual, las relaciones y la inclusión de todas las razas», subraya Matt Fink, miembro de la banda The Revolution, con la que Prince lanzó ese disco en 1984. Veintidós millones de copias, un Oscar y dos premios Grammy avalan la extendida consideración del disco como una de las obras maestras del pop. Pero también lo respalda el hecho de que el pasado mes NPG Records y Warner Bros publicaran una reedición del álbum con abundante material extra.

«Está teniendo críticas muy positivas y está gustando mucho», señala Fink, conocido también como Doctor Fink, sobre un lanzamiento que considera «un obsequio» tanto para los fans como para él, teclista y compositor de The Revolution desde los inicios de la banda, a la que Prince (Minneapolis, 1958 - Chanhassen, 2016) también perteneció hasta 1986. La nueva edición -que fue supervisada personalmente por Prince en el 2015- incluye, además de la obra central remasterizada de las cintas originales, un segundo CD con once temas desenterrados del baúl de Prince en Paisley Park, un tercero con caras B y mezclas de los singles y un DVD con un concierto de 1985.

«Esto da la oportunidad a la gente de escuchar lo que hicimos en aquella época y nosotros también tenemos la ocasión de oírlo de nuevo. Para mí es genial porque no había estado en contacto con ese material inédito desde hacía mucho tiempo», señala. Lo que sí recuerda Fink es aquel verano de 1983 en el que grabaron el disco y atribuye su éxito al contenido, al «mensaje» que hay detrás de la grabación. «Es la verdad sobre la sexualidad humana, la vida espiritual, las relaciones y también la inclusividad de todas las razas para que convivan y trabajen juntas por la libertad y la paz», recalca el músico. Algo de eso también hay en la canción que comparte título con el álbum y con la película de 1984 que protagonizó el propio Prince. Purple Rain es también un tema icónico en el que hubo, según explica Fink, parte de improvisación a la hora de ser compuesta.

«Prince trajo una simple progresión de notas y una melodía porque no tenía la letra completamente acabada, así que dijo: «Vamos a probar improvisando sobre estas notas», y empezó a desarrollar la canción, probando cientos de cambios mientras que los demás tocábamos e iba incorporándolos a las canción», apunta.

Convertido hoy en leyenda tras su fallecimiento, el cantante quiso siempre que «la gente se centrase en su arte y que la música destacara y hablara por sí misma», según el integrante de The Revolution, quien precisa que por ese motivo «él no concedió muchas entrevistas». «Prince nunca sentó la cabeza durante muchos años y estuvo con muchas mujeres».

«Era su estilo de vida y a algunos le parecía bien o mal, depende de quiénes fueran. Mucha gente lo trataba como un mujeriego, otros como si fuese un playboy», dice. «Lo importante es que él quería que fuésemos libres con nuestro espiritualismo y no nos sintiéramos avergonzados ante Dios por nuestra sexualidad.