Tal y como apuntaban las quinielas, el humor absurdo y el talante humanista del realizador sueco Roy Andersson en A pigeon sat on a branch reflecting on existence le sirvieron para hacerse ayer con el León de Oro de la 71 Mostra de Venecia. La otra gran favorita, Birdman , de Alejandro González Iñárritu, se ha ido de vacío en una edición que también ha premiado por partida doble a la italiana Hungry Hearts , cuyos protagonistas, Adam Driver y Alba Rohrwacher, se han llevado la Copa Volpi al mejor actor y mejor actriz, respectivamente.

Andersson, que ya sedujo al jurado del Festival de Cannes hace unos años con Songs from the second floor , ha dedicado el premio a todos los maestros italianos que le han inspirado y, especialmente, a Vittorio de Sica y su Ladri di biciclette . Una película, ha dicho, "llena de empatía". A pigeon sat on a branch reflecting on existence es el cierre de la trilogía existencial de Andersson y presenta una sucesión de 39 escenas cotidianas sobre lo absurdo del comportamiento humano, con una cuidada composición influida por pintores como Otto Dix, Georg Scholz y el renacentista Brueghel.

La segunda distinción más importante del certamen, el León de Plata al mejor director, fue para el realizador ruso Andrei Konchalovski, que ya se lo llevó hace una década por Dom durakov , ambientada en un asilo checheno. Esta vez, Konchalovski ha cautivado con un tierno docudrama sobre la vida rural en Rusia, The Postman's White Nights .

El Gran Premio del Jurado fue a parar a otro filme que también estaba en todas las quinielas, el documental sobre el genocidio indonesio del estadounidense Joshua Oppenheimer, The look of silence , que además obtuvo el premio de la crítica.