El pasado verano, la novela de un debutante, Mikel Santiago (Portugalete, 1975) se hizo un hueco entre las lecturas de tumbona y playa. Tras La última noche en Tremore Beach (y sus 35.000 ejemplares vendidos, más traducciones y proyecto de película), este sociólogo y músico sin suerte reconvertido en programador informático y escritor, emigrado primero a Dublín y después a Amsterdam, ha regresado rápidamente con su segundo libro, El mal camino (Ediciones B), un thriller con toques conspirativos y musicales, en el que un escritor de best-sellers y un veterano rockero, que está a punto de regresar a la carretera tras años de decadencia, no saben en la que se han metido cuando el segundo atropella a un hombre en una carretera de la Provenza.

--Hace un año, cuando presentó 'Tremore Beach', dijo que su próxima novela se desarrollaría en Nueva York. Veo que no es esta.

--Tengo muchas cosas comenzadas. Esa novela es una que terminé pero no me quedé satisfecho con ella. El mal camino era otra idea que retomé. Me atraía mucho como segunda novela porque repetía un poco algunos ingredientes de Tremore Beach . La historia pequeña, doméstica, de una familia, de vecinos, un exilio artístico, la primera persona. Tenía miedo de no poder crear un nuevo personaje suficientemente diferente, pero creo que conseguí una voz un poco más divertida, cínica y sarcástica.

--En la primera, el protagonista era músico. En la segunda, un escritor con amigo músico.

--¡Ya tengo ideas de novela en las que no hay ni un músico ni un escritor! Estoy explorando el campo amplio que hay en el mundo del thriller. El mal camino está enfocada hacia las novelas de conspiraciones, como las de Ira Levin, como reglas del juego. Es también un poco como La semilla del diablo . Ese preguntarse: ¿qué está pasando a mi alrededor?, ¿hay una conspiración?- Tiene elementos de Stephen King, en los sueños, en la imaginería, en lo onírico un punto terrorífico...

--'Tremore Beach' sí tenía componentes fantásticos más claros.

--Esta novela tendrá elementos paranormales o no según quién la lea. Yo creo que no los tiene. Hay una patología, los dos personajes crean un mundo en su cabeza, caen en la misma trampa de crear una conspiración a su alrededor. Empiezo el libro con una sorpresa, muy al estilo Hitchcock, y en este caso el inicio es mucho más fuerte. He querido cambiar a nivel rítmico. Tremore Beach era adictiva pero tenía un principio más laborioso. Aquí desde el primer párrafo intento atrapar al lector. El escenario también cambia mucho. De Dublín a la Provenza. Su manera de vivir es un poco la del Tom Ripley de Highsmith. Pero quizá no cambie tanto: ellos vuelven a ser irlandeses, hay un retiro artístico...

--¿Bert es el escritor que le gustaría ser? Aunque solo sea por la cuenta corriente y el Alfa Spider.

--Es el escritor que muchos escritores querrían ser. Como Tom Selleck en aquella película, Su coartada : el clásico escritor carismático y divertido, al que le va bien comercialmente, que no es un artista oscuro sino bastante normalillo. Bert empieza así, como un personaje muy blanco, pero se va oscureciendo.

--La evolución de Bert sí que es un vértigo hitchcockiano.

--Aquí rizo el rizo de la novela patológica. Es una novela que ocurre dentro de la cabeza de alguien. Llena de falsos espejos, delirios, intuiciones, teorías que son como un castillo de naipes y de repente se derrumban.

--Chuks, el músico que una noche se lleva por delante a un desconocido y huye, ¿a qué estrella del rock se parece?

-Imagino a un tío como Jim Kerr, el cantante de Simple Minds, pero menos exitoso. Un tío que triunfó en los 90, que tuvo una carrera de unos seis años pero que quedó cortada de raíz.

--Aunque lo de que esté grabando un disco en un sótano de una villa en la Provenza sí que remite a los Stones.

--Total. Es que cuando me consagré a la música, cuando era un imberbe, me zambullí en la historia de los Stones, que algún día alguien escribirá como si fuese una Biblia. Hay varias referencias a los Stones en el libro. Su huida a la Provenza eludiendo al fisco, la persecución del consumo de drogas y la leyenda de la grabación de Exile in Main St. en la villa de Keith Richards.

--Después del años escribiendo relatos en la web y con un segundo libro en las librerías, esto parece ir en serio. ¿Qué escritor quiere ser?

--Me gustaría ser un escritor del que se esperen sorpresas. Que la gente lea su obra con curiosidad.