La película El hundimiento , que presenta un Adolf Hitler tierno, comienza a ser exhibida mañana en Alemania en medio de una encendida discusión que enfrenta a los alemanes con el hombre que les prometió un imperio de mil años y que terminó por destruir su país hasta los cimientos.

El hundimiento muestra al líder nazi durante los 12 últimos días de su vida, encerrado en su búnker de Berlín, cuando los soviéticos estaban a punto de hacer flamear la bandera roja, con la hoz y el martillo, en la cima del Reichstag. Acosado y sin destino, Hitler grita, chilla, culpa a los judíos de todos los males, da órdenes a unidades militares que ya no existen, pero también se ve afable con el personal femenino, cariñoso con su perra Blondi o besando en la boca a su amante, Eva Braun. Es un Hitler con Parkinson, incomprendido y con arrebatos de furia, totalmente derrotado y a punto de suicidarse. La cinta, financiada por Bernd Eichinger, director de Constantin Films, es la primera producción sobre el dictador rodada en alemán y realizada por un director y actores de nacionalidad alemana. Rompe un tabú y se teme que sirva para contribuir a distorsionar la historia.

El diario Bild-Zeitung , el de mayor venta en el país, con 11 millones de lectores, dedicó una serie a la película. Avisa que "conmocionará a Alemania", pero se pregunta de forma incendiaria si se puede mostrar a un monstruo como a un ser humano.

El diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung preguntó a Eichinger si pretendió ofrecer una "solución emocional al trauma" de los alemanes, que son definidos como nazis cuando se les pretende insultar. Eichinger respondió a ésta y otras preguntas similares asegurando que su película, la más cara de la historia del cine alemán, con un coste de 14 millones de euros, no es más que un intento de asumir la historia por los propios alemanes. "Tenemos que ser capaces de contar nuestra propia historia", dice. Eichinger, que ha producido también películas como El nombre de la rosa y Casa de los espíritus , aparte de otras 60 obras, considera que la visión de Hitler se ha vuelto canónica en Alemania. La película sobre Hitler no habría alcanzado la resonancia conseguida sin la dirección de Oliver Hirchbiegel y, sobre todo, sin la interpretación de Hitler por el actor suizo Bruno Ganz. El brillante intérprete de El cielo sobre Berlín , de Wim Wenders, logró la portada del semanario Der Spiegel y el historiador Joachim Fest, en cuya obra se basa la película, ha dicho que ha sentido "escalofríos" al ver a Ganz representando tan bien a Hitler.

El filme se basa también en las memorias de la secretaria del líder nazi, Traudl Junge, y ha sido presentado hasta ahora en privado en Múnich ante un público que asistió con "caras pensativas y piel de gallina", según el canal de noticias N24 , pero terminaron aplaudiendo. Más tarde se mostró a la prensa internacional y nadie aplaudió. Eichinger prefería algo así. "Es un sentimiento raro dejarse felicitar por una historia así", comentó.