El poeta y ensayista venezolano Rafael Cadenas (Barquisimeto, 1930) se ha mostrado este martes "honrado y agradecido" tras conocer que ha sido galardonado con el XII Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca como reconocimiento al conjunto de su obra.

En declaraciones a Europa Press, el poeta ha reconocido que este galardón, que ya ostentan otros grandes escritores como Ángel González, Francisco Brines, José Manuel Caballero Bonald o Pablo García Baena, es algo "totalmente inesperado" y ha confirmado que vendrá a recogerlo cuando llegue el momento, puesto que además le "encanta España".

El jurado del Premio Lorca ha definido su obra como "lúcida, deliberadamente marginal" y con vocación de "ir al margen", "inaugurando tendencias", unas afirmaciones con las que el poeta se ha mostrado de acuerdo, pues según ha dicho, siempre ha trabajado por "buscar una expresión propia".

Cadenas ha sostenido que escribir poesía es, en general, "una cuestión de posicionarse frente al mundo", una posición, ha agregado, que "va hasta lo político".

Rafael Cadenas es considerado uno de los grandes creadores de poesía en español de los últimos 60 años, pues se le deben "algunos de los momentos más importantes" de la antipoesía de los años cincuenta, con su ya "mítico" poema 'Derrota', publicado en 1963, el cual "se pasaba de copia en copia por toda América Latina como una de las grandes claves de ese momento".

También se ha referido el jurado a su personalidad "callada y tranquila", propia de un hombre al que le gusta "pensar bien lo que dice", lo que ha dado lugar a una obra "intelectualmente muy arriesgada y muy incómoda con cualquier manifestación totalitaria con el poder".

Cadenas publicó en 1946 su primer poemario en una imprenta local de Barquisimeto, ciudad en la que nació. Desde temprana edad combinó la pasión por la literatura con la militancia política en Venezuela. Por esta razón acabó en la cárcel y sufrió el exilio durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Se refugió en la isla de Trinidad hasta 1957. En Caracas escribe y publica 'Una isla' (1958) y 'Los cuadernos del destierro' (1960). Durante esos años forma parte del grupo de debate político y literario 'Tabla Redonda', junto con Manuel Caballero, Jesús Sanoja Hernández y Jacobo Borges, entre otros.