La nueva novela de Alicia Giménez Bartlett llegará a las librerías en castellano el próximo martes, pero en Italia ya llevan casi un mes disfrutando de Gli onori di casa , versión italiana de Nadie quiere saber (Destino), última peripecia de la inspectora Petra Delicado y del subinspector Fermín Garzón, y novena entrega de la serie.

El saldo es de impresión. Número uno en las listas de los más vendidos, 100.000 ejemplares en tiempo récord solo con este título que se une al millón de libros que la autora manchega afincada en Barcelona ha colocado ya en el mercado italiano. Compárese con el medio millón que Bartlett ha vendido en España y el resultado es uno de esos misterios insolubles de la edición. ¿Qué es lo que hace que los libros de la escritora conecten tan particularmente bien con el lector italiano? No hay una explicación sino muchas. Y quien las aventura es el editor Antonio Sellerio, joven heredero del selecto sello siciliano --los Sellerio son aristócratas y eso quizá explica la elegancia intemporal de sus cuidadas ediciones gattopardescas--, en medio de la apretada gira que está llevando a la escritora por las principales ciudades italianas.

En Roma, codo con codo con su editor español, Emili Rosales, Sellerio percibe que las novelas de Bartlett no solo sirven para generar un debate entre hombres y mujeres, y esta en particular "porque refleja cómo los italianos ven a los españoles y viceversa". Amén de la consideración --lo acuñó un prestigioso crítico y a la escritora no le gusta mucho-- de que Delicado y Garzón son una especie de Quijote y Sancho, la esencia de lo español.

Porque Nadie quiere saber --el título en español es una referencia a la célebre omertà que impone la Mafia-- es el homenaje que la escritora ha hecho a sus lectores italianos: "Es una forma de devolverles todo el cariño que me han demostrado". Y es que buena parte de la novela ocurre en la ciudad eterna, donde Delicado y su fiel escudero Garzón, se ven obligados a viajar para exhumar un viejo crimen con aparentes vinculaciones con la Camorra y para, entre otras muchas cosas, escuchar entre los lugareños esa vieja letanía cuando conocen la procedencia de los policías: "Barcellona, ma che bella città".

CULPA FEMENINA Un larguísimo artículo aparecido estos días en La Repubblica establece las claves del éxito de Bartlett, que según el diario prosigue la ruta abierta por las novelas de Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán (que también fue autor de Sellerio). Si en aquellas primaba lo político, las aventuras de Delicado tienen un sustrato social teñido de cierto feminismo. Quizá por eso las fajas de la edición italiana rezan: "Petra Delicado siamo tutte" (Todas somos Petra Delicado).

"Uno de los temas del libro --explica la autora ante un aromático plato de lasaña-- es el sentimiento de culpa que arrastran las mujeres, primero porque trabajan mientras son madres y luego, cuando podrían empezar a liberarse, les toca cuidar a sus padres enfermos. A Petra esto le molesta tanto como a mí, aunque yo no quiero que Petra tenga mis opiniones, porque yo soy más cobarde y envejezco". Que Petra no envejezca no significa que no evolucione. Casada y madrastra de los hijos de su tercer marido, Marcos, la antes rebelde parece haberse instalado en un cierto aburguesamiento. "Quien no se haya aburguesado que levante la mano. Ha aprendido que la vida familiar es un refugio frente a su trabajo".

Mientras arrecian las noticias de la corrupción en la política española, Bartlett intercambia opiniones con los italianos conocedores del problema de antiguo y ahora inmersos en unas delicadas elecciones generales. "Es demasiado pronto para escribir una novela sobre la corrupción, porque no es un tema cerrado. Y no concibo la novela negra como una crónica que deba ser un testimonio de una época".

Bartlett parece vivir plácidamente la esquizofrenia que le supone escribir novelas de género y otras de carácter más literario, como la última, Donde nadie te encuentre , con la que ganó el Premio Nadal. Las primeras son una forma de relajarse frente a la exigencia de las segundas. "Cuando escribes un libro nuevo estás desnuda y acabas exhausta, pero eso no me ocurre con Petra y con Garzón". De ahí que considere que Petra Delicado tiene un largo futuro por delante. Ahora la inspectora vive en una cómoda felicidad. ¿Qué le puede deparar el futuro? "Quizá le dé una profunda crisis religiosa y entre en un convento. Ya veremos".