Howe Gelb

'The Coincidentalist'

Lugar: Iglesia de la Magdalena

Día: Jueves 10 de abril

La noche comenzó con un palo y terminó con otro. El primero fue de desilusión: el baterista de Sonic Youth Steve Shelley no acompañaría a Howe Gelb en el especial escenario de la Iglesia de la Magdalena para cerrar su gira, tal y como se había prometido. Un desprendimiento de retina había dejado postrado al músico en Hamburgo, y tal vez otro se lo hubiera provocado el hecho de tocar delante de una Magdalena penitente y bajo un crucificado. El rock y la religión son planetas diferentes. El otro palo, el que puso fin al concierto, fue flamenco, el de Gelb acompañado por The Band of Gypsies que, como siempre, dejó una estela de alegría a su paso.

El rockero de Tucson tenía la intención de aprovechar la reverberación natural del espacio que lo acogía, algo que otorga la piedra de siglos. Y eso debió hacer Gelb, desenchufarlo todo y no dejar que pitidos, "moscas" y un mal sonido en general le arruinara un concierto tan especial. Acompañado del batería Gabriel Sullivan y el contrabajista Thoger T. Land, Gelb fue y volvió, de la guitarra al piano, por el desierto de Arizona a través de los temas de su nuevo trabajo, The Coincidentalist , lleno de canciones folk, tan sombrías como elegantes que guiñan a Lou Reed y a Johnny Cash. Con ellas fue llenando sus botas con el polvo del absoluto dominio de la música tradicional americana y que lo emparenta con los más grandes.

El fin de fiesta flamenco tuvo la ayuda de Lin Cortés, Juan Fernández Punki , Añil y Fernando Vacas, con los que el músico americano volvió a extender sus tentáculos a otras latitudes sonoras, las de su adorado arte jondo. Con guitarras y cajón se marcó 4 Door Maverick una mixtura de sabor tan americano como andaluz, Cowboy Boots on Cobble Stone , con una gran intro flamenca y el hit Uneven Light of day , que bailarían las mismísimas musas de Romero de Torres en la plaza del Potro. Por eso no debería caer en saco roto el plan de grabar una segunda parte de Alegrías , esa joyita americano-cordobesa, y ya puestos, por qué no pedir un hermanamiento Córdoba-Tucson ya.