Tener un bebé y acudir con la criatura a una sala de cine era una actividad vedada a madres y padres, a riesgo de despertar el enfado del resto de los espectadores, pero desde hace dos años es posible gracias a la Sesión Teta, pensadas para madres con niños lactantes.

La idea, que se puso en práctica por primera vez hace dos años en el cine del centro comercial de La Vaguada (Madrid) surgió de la enfermera Carmen Maderuelo, ya jubilada, que participaba en el taller de lactancia del centro de salud del barrio y, preocupada por el «aislamiento» de las mujeres, también cultural, en esa etapa de la crianza.

Para que el cine fuese apto para todos los públicos, incluido el neonato, Maderuelo se informó sobre la temperatura (los bebés deben evitar el frío del aire acondicionado) y el volumen adecuados en la sesión para los bebés, que según le explicó un otorrino no puede superar los 65 decibelios.

La enfermera logró en menos de una semana que el cine aceptase celebrar una sesión, que gracias a la autoorganización de un grupo de madres a través de Facebook dos años después se ha convertido en tres sesiones (una por la mañana, una a primera hora de la tarde y otra familiar con niños algo más mayores) y se ha extendido a tres cines más en Madrid y a un total de ocho provincias españolas en la actualidad.

En cada una de estas provincias (hay Sesiones Teta además de Madrid en Barcelona, Murcia, Mallorca, Salamanca, Valencia, Toledo o Alicante) la forma de posibilitar el acceso de las madres que practican la lactancia ha sido la misma: un grupo se organiza, generalmente a través de redes sociales, y traslada la petición a una sala de cine, como explica una de las coordinadoras.