Vivimos tiempos en que la gente va al cine a reír. Quizás por no llorar. Puede que esto explique, en parte, el éxito de la última comedia dirigida por Emilio Martínez Lázaro (director que ya conocía el respaldo del público por títulos como 'El otro lado de la cama' o 'Las 13 rosas', por nombrar algunos de ellos) que, ahora, en 'Ocho apellidos vascos' se asocia con Borja Cobeaga y Diego San José (guionistas de interesantes comedias: 'Pagafantas', 'No controles'-) para construir un gran taquillazo basado en ese subgénero tan de moda, desde que 'Bienvenidos al norte' (Dany Boom) arrasara en el país vecino y fuera de él, donde la producción se ríe de los tópicos nacionales para dar una vuelta de tuerca a determinados tabúes con mayor o menor acierto en forma de comedia costumbrista.

El director de la película 'Amo tu cama rica' nos cuenta, con la inestimable colaboración interpretativa del cómico y monologuista malagueño Dani Rovira, el lío en que se mete, por un flechazo de cupido, un castizo sevillano devoto de todo lo de su tierra (desde la Semana Santa al Rocío, pasando por Los del Río) cuando sin pensarlo coge el primer autobús hacia Euskadi con la intención de conquistar a una vasca de lo más borde (encarnada en Clara Lago, figura televisiva ya asentada en la gran pantalla) con la que se cruzó de mala manera una noche de borrachera, mientras contaba chistes en un escenario de un tablao a orillas del río Guadalquivir.

A partir de aquí la cosa funciona a base de enredos, sobre todo cuando se incorporan al lío ese peculiar padre de la novia (magnífico Karra Elejalde) y la simpática madre de conveniencias del novio (entrañable Carmen Machi). Toda la función se monta para engañar al padre y hacerle creer que el andaluz es vasco, cosa que acaba como el rosario de la aurora, recomponiéndose en un discutible y definitivo final feliz.