Obra: 'Entre líneas'.

Autor: Francisco Sánchez.

Compañía: El Garito Teatro.

Intérpretes: Demetrio Benítez, Rafa Blanes, Alvaro Chumillas y Vicky Castillo.

Dirección: Francisco Sánchez.

Lugar: Sala Polifemo del Góngora.

Día: sábado 23.

Un público expectante llenó el sábado la sala Polifemo del Góngora para asistir a la puesta en escena de la obra de Francisco Sánchez Entre líneas , dentro del ciclo Off Topic con el que el IMAE propone una cierta ruptura con el teatro al uso. Lo primero que el espectador puede constatar es que la función a la que asistimos es cualquier cosa menos convencional.

El texto conjuga un discurso que pone en tela de juicio la razón de ser de cualquier guerra, y lo hace mezclando un juego dialéctico entre la lógica del absurdo, admitiendo el hecho de que en la propia guerra nada tiene apariencia de real, junto a un cierto nihilismo histriónico al plantear su carencia de un significado objetivo o propósito más allá de la estupidez humana. El texto surge fluido desde los actores que componen perfectamente, sin caer en el fuera de contexto, este punto de absurdo, que no extravagante, que se aparta de la razón.

Sánchez es fiel al compromiso que se deja ver en sus textos y, a partir de algo realista como es la guerra, junto a los dos actores principales (lástima que el poeta no intervenga más) construye un alegato claramente antimilitarista que incide en la búsqueda de los porqués que se plantean los dos únicos soldados que han quedado vivos en la contienda y que se debaten entre lo cómico y lo profundo, al plantearse un permanente estado de reflexión ante este acontecimiento sin sentido de la esencia de lo bélico llevado al extremo de la carencia de encontrar un sentido a la vida una vez que han perdido toda esperanza. Muy buena interpretación que muestra los distintos estados de ánimo de los soldados, potenciada por la cercanía del público al menos en las primeras filas, que consigue un aire ciertamente intimista sin dejar de estar en el campo de batalla. Hay que desempatar esta guerra para que uno u otro bando (¿rojos o azules?) pueda saborear las mieles del triunfo. Todo cae junto al telón, sin vida no hay esperanza, y quien sale satisfecho es el espectador.