La obra Fantaisie et variations brillantes op. 30, de Fernando Sor, fue la elección del guitarrista Álex Garrobé como pieza inicial del concierto. Basada en melodías francesas, la obra fue creciendo en intensidad, con una serie de variaciones hasta llegar al allegretto final. Siguió Grand Solo op. 14, una de las obras más interpretadas de Fernando Sor. Siendo fiel al estilo musical del compositor, Garrobé quiso jugar con la dinámica, con algunas sutilezas que casi no alcanzaba a percibir el micrófono.

Con Eduardo Sáinz de la Maza y su Suite Platero y yo, evoca algunos pasajes de la obra homónima de Juan Ramón Jiménez. El título de cada capítulo, y el texto que aparece en la edición de la partitura, ayudan al intérprete a adentrarse en la recreación y la expresión de la obra, hasta el punto de lograr evocar en el oyente este hermanamiento entre música y literatura. La siguiente obra dio un giro al programa. Fue Codex I, de Cristóbal Halffter. En ella se aprecia la evolución en el lenguaje de la escritura guitarrística, aunque curiosamente es anterior a la obra de Sáinz de la Maza. De nuevo toma la palabra para comentar la pieza, advirtiendo la estructura. Consta de tres partes, que se interpretan de forma continua. Con un tratamiento serial, en una primera parte de ritmos y sonoridades que se funden en una secuencia repetitiva, la segunda parte con estructuras aleatorias y en la que aparecen diferentes efectos sonoros y percusivos, y la tercera con una sucesión rítmica en aumento continuo. Su propio autor la define como «una especie de preludio de Bach con lenguaje actual». el concierto concluyó con Fantasía sobre un tema de Manuel de Falla, de F. Gasull. Se trata de un tema armonizado a partir una de las Siete Canciones Populares Españolas de Falla, concretamente el Polo. En la pieza aparece un pequeño fragmento de la melodía original, que es desarrollado progresivamente a través de diferentes motivos musicales, además de incluir técnicas y ritmos flamencos, rasgueos y trémolos de cuatro notas, que son de gran exigencia para el guitarrista clásico, que no suele estar muy familiarizado con este lenguaje.

Tras dos piezas muy activas, en la propina ofreció un descanso con la Cuna de la Suite Compostelana de Federico Mompou.Sin duda se trató de un programa variado, con la elección de obras y compositores que permitieron recorrer diferentes épocas de la música española para guitarra.