De Dalí a Madonna, pasando por Fellini y Buñuel, muchos artistas del XX y el XXI exhiben influencias de El Bosco, al que El Prado dedica desde el 31 de mayo y hasta el 11 de septiembre la mayor muestra que se ha hecho nunca sobre este pintor, vigente por su irreductible misterio y su capacidad «de ver el interior de las personas». El catedrático de Historia del Cine, ensayista y guionista Agustín Sánchez Vidal, uno de los ponentes del curso sobre el pintor que la Fundación Amigos del Museo del Prado inaugurará el próximo 5 de julio, explica las claves que hacen que el legado de El Bosco sea tan «fascinante».

«El Bosco sigue vigente, sigue atrayendo porque es irreductible, nadie ha conseguido todavía desvelar su misterio», apunta el especialista, que señala que en sus cuadros se anticipan «conceptos freudianos» como las pulsiones, los complejos y el subconsciente, que «en la época medieval nadie entendía». Sánchez Vidal (Salamanca, 1948) recalca que «normalmente» los pintores «pintan lo que se ve, el exterior», pero El Bosco fue capaz de pintar a las personas «desde el interior». Esa, afirma el salmantino, es «la clave» de la obra del pintor, nacido como Jerónimo Bosch en Hertogenbosch (Holanda), en 1450.

Su influencia se debe, continúa el ensayista, a que «se mueve en el mundo del carnaval, que transgrede el orden establecido», como se puede apreciar en El jardín de las delicias, y eso es lo que le hizo «tan popular» por su estilo «capaz de sacar hacia afuera lo que está reprimido». H