El sociólogo polaco Zygmunt Bauman ha muerto a los 92 años. Miembro de una familia judía sin recursos, huyó de los nazis a la URSS y, tras volver a Polonia y ejercer como profesor de Filosofía y Sociología en Varsovia, en 1968 se vio obligado a emigrar ante la política antisemita impuesta por el Gobierno comunista polaco. Desde 1971 residía en Leeds (Inglaterra), en cuya universidad fue profesor de Sociología durante casi dos décadas, aunque también impartió clases en Israel, EEUU y Canadá. En los últimos 20 años ha desarrollado su concepto de 'modernidad líquida' para describir la época actual. En el 2010, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades junto al sociólogo francés Alain Touraine.

Miembro de una familia judía sin recursos, huyó de los nazis a la URSS y, tras sumarse a las tropas polacas vinculadas a Moscú, volvió a Polonia y ejerció como profesor de Filosofía y Sociología en Varsovia. Tras ser expulsado del partido comunista polaco en el marco de las purgas antisemitas desencadenadas por el régimen, en 1968 se vio obligado a emigrar a Israel. Tras pasar por EEUU y Canadá, desde 1971 residía en Leeds (Inglaterra), en cuya universidad fue profesor de Sociología durante casi dos décadas. En el 2010, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades junto al sociólogo francés Alain Touraine.

Las teorías de Bauman han ejercido una gran influencia en los movimientos antiglobalización. Su obra ensayística, que comenzó en los años 50, alcanzó fama internacional en los 80 con títulos como 'Modernidad y holocausto' (1989), donde define el exterminio de judíos por los nazis como un fenómeno relacionado con el desarrollo de la modernidad. Entre sus obras más significativas destacan 'La modernidad líquida' (2000), considerada su obra cumbre, en la que observa cómo el capitalismo globalizado está acabando con la solidez de la sociedad industrial; 'Amor líquido' (2005) y 'Vida líquida' (2006). Además es autor de títulos como 'La cultura como praxis' (1973), 'La posmodernidad y sus descontentos' (1997), 'La globalización: consecuencias humanas' (1998), 'En búsqueda de la política' (1999), 'La sociedad individualizada' (2001) y 'Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias' (2005).

En esta última expone las consecuencias inevitables de la modernización tales como las migraciones, los refugiados, el desempleo, la nueva pobreza y la necesidad de fijar identidades.

LAS OPINIONES DE BAUMAN

En esta entrevista publicada en febrero del 2014, Bauman analizaba la relación de las ciudadanos con las redes sociales como un ejemplo más de esa sociedad líquida: "Internet puede conectarme con personas que están en la otra punta del planeta, pero también puede acabar rodeándome exclusivamente de una comunidad de individuos que piensan igual que yo. Si su final es este, será un desastre, porque no habrá fomentado el diálogo. En una red virtual es muy fácil entrar, pero también es muy fácil salir, solo hay que hacer clic, no hay un compromiso personal. Este es un rasgo muy típico de la modernidad líquida en la que vivimos. No queremos sentirnos responsables, ni obligados, ni con cargo de conciencia".

Ya en 2012, con motivo de su participación en un festival en Benicàssim en el que se mostró muy escéptico con los movimientos de los indignados, hacía este análisis sobre el crecimiento de la desigueldad desde el inicio de la crisis que sigue vigente cuatro años después: "Se ha cambiado al proletariado por una suerte de precariedado que nos consume a todos. Entre la austeridad y la pérdida del empleo, la gente se siente cada vez más humillada. Andamos sobre arenas movedizas: inculcando miedo han conseguido que la solidaridad entre los trabajadores se diluya y fomentar el individualismo".

Bauman participó en varias conferencias en el CCCB, que mantiene las filmaciones en su archivo 'online'.