La realizadora danesa Lone Scherfig comenzó su carrera cinematográfica adscrita al Dogma 95 con su primer largometraje, en el año 2000, Italiano para principiantes, hasta ahora una de sus mejores películas. Después llegaronWilbur se quiere suicidar (2002), Una educación (2009), entre otros títulos.
Poco a poco, su estilo fue cambiando y progresando hacia un producto más acorde con lo que suele pedir la industria en los últimos tiempos, concretamente la de Reino Unido -que es donde suele trabajar-. Su mejor historia es un relato de época (enmarcado durante la Segunda Guerra Mundial) donde se nos cuenta lo que ocurrió cuando una productora cinematográfica británica incluyó entre su equipo de guionistas a una mujer, para así dar un toque más femenino a su siguiente proyecto, a la hora de escribir una película que enalteciera el fervor patriótico durante la contienda, como también se hacía en el país enemigo. Pero no estamos ante un filme bélico sino ante una comedia romántica un tanto particular, donde la mujer intenta buscar un hueco en el mercado laboral (incluso estando más capacitada que sus colegas) cuando solo había espacio para el género masculino. Cine dentro de cine.
Predomina un reparto de lo más british (con lo que ello significa a nivel interpretativo: alta calidad) y sobresale, sin duda, Bill Nighy (a quien recordarán por su papel en El exótico Hotel Marigold).
Encarna un papel no protagonista, aunque logra adueñarse de la pantalla con su presencia y atrayendo la atención con el carácter que imprime a su personaje: se trata de un actor de gran experiencia, todo un divo cascarrabias en apariencia, que no vive los mejores momentos a nivel personal ni profesional, debido a la crisis que azota a la industria audiovisual en tiempos de guerra y las pérdidas ocasionadas por la misma. Tampoco está mal la protagonista de la historia, encarnada en Gemma Arterton, una mujer emparejada con un artista poco afortunado, que encuentra la posibilidad de ampliar su proyección profesional y salvar su precaria situación.
