Minutos después de abrir sus puertas, el Gran Teatro se inundó de amantes de la música a la espera de uno de los acontecimientos más destacados de la temporada: Medina Azahara, uno de los grupos referentes del rock andaluz y bandera musical de Córdoba, actuaba por vez primera ante el patio de butacas cordobés, un escenario que se llenó anoche de rock con tintes flamencos y de música magrebí. El concierto, primera etapa de la nueva gira del grupo, servía de presentación para su último disco, Las puertas del cielo , álbum grabado íntegramente en Córdoba y en el que vuelven a experimentar con los tonos árabes de etapas anteriores, siendo quizás el álbum con el sonido más cuidado de sus más de 35 años de carrera .

Sobre las tablas, sin embargo, el nuevo material cobró una fuerza que pocos grupos, entre ellos Medina Azahara, son capaces de dar en directo, adaptándose a un espacio en el que la cercanía y compenetración con el público fueron los pilares de la actuación. El perfeccionismo del que hacían gala en el álbum se pudo observar sobre el escenario, especialmente durante el segmento acústico del concierto, en el que el conjunto dio una vuelta de tuerca a su repertorio haciéndose acompañar por un cuarteto de cuerda, una de las sorpresas de la velada. La aparición de Miguel Angel Mart, productor de Las puertas del cielo e hijo de Manuel Martínez, vocalista del grupo, fue otro de los puntos álgidos de la noche que marcó además el meridiano de las dos horas y media de actuación.

Apoyándose en una fuerte puesta en escena, Medina Azahara dio una clase de virtuosismo y polivalencia en cada fragmento instrumental, demostrando además la solvencia de la nueva formación, con el bajista Juanjo Cobacho y el batería Nacho Santiago junto a los ya habituales Manuel Martínez (vocalista), Paco Ventura (guitarra) y Manuel Ibáñez (teclados). Entre todos trazaron un recorrido que fue más allá de la presentación de su nuevo material, álbum del que pocas canciones quedaron por tocar, para hacer un recorrido por la historia de la formación, desde los clásicos Paseando por la Mezquita o Necesito respirar , pasando por un tributo a Triana y la canción No quiero pensar en ese amor , que levantó a todos los asistentes al espectáculo.

Ante el lleno total cosechado en esta única actuación y ante la imposibilidad de haber realizado otro concierto más en fechas cercanas, la formación ha manifestado su intención de regresar a Córdoba este año.