Marcos Santiago, letrado y articulista de Diario CÓRDOBA, presenta hoy a las 20 horas en el Colegio de Abogados Gitanófilo, una recopilación de sus columnas en las que hace una declaración de intenciones y un alegato a favor de la cultura gitana.

-El título del libro lo dice todo...

-Gitanófilo tiene dos significados. Uno, que soy un amante de mi pueblo y otro, irónico, con el que me burlo del nazismo, de los germanófilos para quienes el término gitanófilo sería un insulto.

-El libro se asienta en tres temas. Flamenco, venta ambulante y familia. ¿Cómo entiende la etnia gitana esos conceptos?

-El flamenco está irremediablemente unido al pueblo gitano. Se desconoce su origen, pero es evidente que sin la presencia gitana en Al Andalus, el flamenco no habría crecido ni se habría conservado como una pera hasta hoy. La venta ambulante también es clave porque ha servido para vencer la marginación y ha permitido al pueblo gitano sobrevivir dignante. Hoy, ya regularizado, contribuye además a la economía del país. Por último, la familia es lo que protege a nuestra cultura del individualismo actual. Un ser humano no tiene sentido solo, por eso la familia es lo más sagrado para nosotros.

-¿Hasta dónde llega la solidaridad en una familia gitana?

-Hasta los primos terceros. Quien traiciona a su familia no es cristiano ni es persona.

-¿Qué ha aprendido usted en los mercadillos?

-Que todo el mundo merece una rebaja, que no se puede exigir tanto a los que no tienen.

-En sus columnas denuncia la discriminación de las personas de su etnia. ¿Usted ha sentido esa discriminación?

-He sufrido algunas coletillas, pero mínimamente. Yo a lo que aspiro es a ser objeto de envidia que es la mayor demostración del éxito, sin caer en la soberbia, claro. (Risas)

-¿La sociedad rechaza al gitano o al gitano pobre?

-No se rechaza por economía sino por etnia, pero rechazan los ignorantes. El problema es que el mundo está lleno de ignorantes que se sienten superiores así.

-Recopila usted 15 años de columnas. ¿Ha cambiado la sociedad cordobesa su relación con el pueblo gitano en este tiempo?

-Sí, yo he notado un cambio para bien. Creo que la sociedad se está gitanizando gracias al flamenco y a que los valores más solidarios del pueblo gitano están siendo adoptados por la mayoría.

-¿Quién le inculcó el amor a las letras?

-Mi padre, que es muy aficionado a escribir. El amor por los libros es tradición familiar de la que yo solo soy uno más. Además, todos los abogados somos en el fondo un poco escritores.

-¿A quién va dirigido su libro?

--A todo el mundo. Tiene mensaje para payos y para gitanos. A los payos le explica, propone y protesta sobre una situación injusta que viene del pasado. Para los gitanos es un incentivo para que sepan que la mejor oenegé está en el esfuerzo de cada uno.

-En el mundo actual, la endogamia, esa obligación de casarse entre gitanos, ¿tiene sentido?

--Lo que no tiene sentido es casarte con quien no quieres y, salvo excepciones, los matrimonios gitanos se quieren muchísimo.

-¿Se identifica con algún partido, quién ha ayudado más a su pueblo, la izquierda o la derecha?

--Hoy es imposible identificarse con un partido porque todos parecen el mismo. Izquierda y derecha han tomado medidas pero de maquillaje. De ahí que el Congreso de los Diputados aún esté vacío de gitanos. Pese a todo, la democracia es el mejor partido para mi pueblo.