Con música y talleres se abrió ayer el programa de la undécima edición de Cosmopoética, que tendrá su inaguración oficial el próximo sábado en el Teatro Góngora con la intervención de la premio Nobel Herta Müller. Mientras tanto, dos profesores de lujo, Ana Rossetti y Antonio Rivero Taravillo, comenzaron a calentar motores con el inicio de sus respectivos talleres, destinados a muy distinto público.

Bajo el epígrafe Meriendo algunas tardes , título de un poema de Angel González, Rossetti abrió el día ante un numeroso grupo de niños de 3º y 4º de Primaria del colegio Almanzor, a los que invitó a inventarse palabras y, "lo más importante", perder el miedo a jugar con ellas. "Ha sido una experiencia muy gratificante", señaló la poeta gaditana, a la que le gusta "transmitir" todo lo que ella ha aprendido, "sobre todo, a las generaciones jóvenes", porque a través de los versos también se pueden dar a conocer "otras cosas, los niños reciben otros puntos de vista y, al fin y al cabo, eso es lo que hace la poesía, desbaratar todos lo lugares comunes y barrer prejuicios".

De hecho, uno de los temas que ayer salió a colación durante la clase de Rossetti fue la igualdad de sexos. "La poesía cala más en los niños más pequeños que cuando ya van siendo mayores porque ya empiezan a entrar todos los esquemas sociales que les coartan".

Ya por la tarde, Cosmopoética ofreció una de sus novedades de este año, el taller de traducción poética que imparte Antonio Rivero. Un grupo de 20 personas acudió ayer a la Facultad de Filosofía y Letras para participar en este curso, cuya pretensión es enlazar con la vertiente profesional de buena parte de los participantes en Cosmopoética que, además de poetas, son traductores. "Me parece muy interesante que se entre en contacto con la traducción de poesía, que muchas veces se deja de lado, no se le presta mucha atención, pero todos estamos leyendo constantemente poesía traducida", dijo Rivero Taravillo, que se adentró en los entresijos y las principales cuestiones que afectan a la traducción de textos poéticos. Con un enfoque práctico y directo, debatió e intercambió ideas con los alumnos y propuso una serie de textos para traducir de una forma muy participativa.

El día se cerró con una velada musical a cargo del tenor Juan Luque y del pianista Antonio López que puso de manifiesto la importancia que tuvo la relación entre música y poesía en la Generación del 27. Comenzó el recital con la obra Soneto a Córdoba , de Manuel de Falla, un homenaje a Góngora suscitado por Gerardo Diego y Federico García Lorca. A esta pieza le siguieron una serie de canciones españolas que armonizó el poeta granadino, completando la primera parte con las Siete canciones populares de Falla. La segunda parte se inició con Marinero en Tierra , poema de Alberti al que puso música Roberto Halfter, continuando con tres nanas de Antón García Abril y un ciclo de canciones del autor jiennense Joaquín Reyes Cabrera.