Si por algo es conocido Luis Tosar es por sus papeles intensos y dramáticos, pero él asegura que no es eso lo que prefiere. "Si por mi fuese siempre haría cosas ligeras, mi tendencia es hacer cosas ligeras que no me compliquen mucho la vida", asegura divertido. Y lo dice en Venecia, sonriente y relajado, mientras defiende su último papel. "Como espectador me gustan más las cosas ligeras, no sé por qué hago cosas tan intensas, sinceramente, no sé por qué me meto en tanto berenjenal (...), no sé si es que me gustan los papeles intensos o que me llaman para hacerlos y entonces los hago".

Porque asegura que en la profesión de actor hay algo un tanto incomprensible. "Te metes en proyectos en los que luego no quieres estar, pero al mismo tiempo no pudiste evitar tomar esa decisión, no pudiste evitar caminar hacia ese lado. A veces haces cosas que van en contra de tu voluntad pero algo interno te pide que vayas hacia ellas". Y ese algo interno le ha llevado a realizar algunos de los papeles más complejos del cine español de los últimos años, entre los que destaca el de Malamadre, el preso de Celda 211 (2009) por el que consiguió su tercer Goya. "Han pasado muchas cosas desde entonces. Aquella película me marcó un índice de popularidad mucho mayor, fue de alguna manera mi primer éxito, una película por primera vez para público mayoritario, fue un poco poder acceder a otras cosas".

Pero, además, hubo algo coyuntural, precisa el actor. "A partir de Celda se abrió un poco el abanico de pudores y la gente se empezó a atrever más con géneros y gracias a Dani Monzón --su director-- se quitaron un poco las vergüenzas y nos animamos con el cine de acción, no de acción pura y dura como los yanquis, pero sí de acción, en el que El desconocido también puede estar ubicado". Luego salió El Niño , en la que Luis Tosar también participó, unos cuantos títulos interesantes que han abierto una nueva vía a la que el público parece responder.

"Eso que tanto se ha hablado el año pasado de la reconciliación del público con el cine español, pero que yo creo que también ha sido un proceso un poco natural. Nosotros también nos hemos ido atreviendo a hacer otras cosas venciendo ciertos pudores y el público responde porque ve un nivel de calidad que puede competir con producciones que vienen de fuera".

Y aunque reconoce que es imposible competir con las superproducciones y los presupuestos de Hollywood, considera que en España se ofrece "un cine de género que está muy, muy pegado a la realidad, más conectado con el cine policiaco y de acción de los años setenta en Estados Unidos, que era un cine mucho más realista más canalla, más seco y más áspero".