Con Venganza (2008), Liam Neeson descubrió un filón de héroe de acción tardío y a sus 62 años sigue explotándolo en películas como Una noche para sobrevivir , que presentó ayer en Madrid y en la que repite alianza, por tercera vez, con el director catalán Jaume Collet Serra. Quienes aún lo tengan en la retina como el líder revolucionario irlandés Michael Collins o el Oskar Schindler de la película de Spielberg puede costarles asimilar esta transformación, pero Neeson asegura que la pasión por la acción física le viene de lejos.

"Siendo un chaval me dediqué al boxeo (actividad que le dejó una nariz rota) y siempre he sido un actor muy físico", afirma. "La acción es muy divertida, me lo paso bien y me da la oportunidad de trabajar con mi especialista, Marc Vanselow: hemos hecho ya 17 películas juntos". "Y también con Jaume: llevamos tres ya. Me gusta repetir con la misma gente, construyes relaciones de verdadera confianza", subraya.

Collet-Serra lo dirigió por primera vez en Sin identidad (2011) y repitió el año pasado con Non Stop , ambas cintas de acción, la primera con más dosis de misterio (interpreta a un hombre que despierta de un coma y no recuerda quién es), y la segunda más trepidante, con una bomba a punto de estallar en un avión.