Filmada en más de un centenar de localizaciones de Andalucía, con 100 actores y 2.000 figurantes, y un presupuesto de 10 millones de euros, la superproducción de televisión histórica La peste, dirigida por Alberto Rodríguez, llevó ayer a San Sebastián la Sevilla «rica y pestilente» del siglo XVI. La serie, que constará de 6 capítulos de 50 minutos y se estrenará en enero del 2018, es el buque insignia de la nueva apuesta de la plataforma de Telefónica por la producción propia, y se presentó, fuera de concurso, en la sección oficial del 65 Festival de San Sebastián. El director de La isla mínima y su guionista de cabecera, Rafael Cobos, vuelven a servirse del thriller -los protagonistas investigan una serie de asesinatos- para sumergir al espectador en una época muy rica y desconocida y que no se ha contado hasta ahora. «Sevilla tenía el monopolio del comercio con las Indias, era el pulmón del imperio, y venía gente de todas partes con el sueño de ir al nuevo mundo y hacerse rico», señala Cobos. «Era la ciudad más importante económicamente de Occidente -precisa Rodríguez-, se hablaban 50 lenguas, el 10 % de la población era negra, y la llegada de oro y plata hacia fluctuar los precios hasta Asia». El viaje al pasado permite reflexionar sobre la España de hoy en temas como los refugiados, la corrupción y la idiosincrasia del carácter español. «A España le cayó un maná del cielo con el oro y la plata -dice el director-. Uno piensa en Noruega hoy, que son riquísimos por el petróleo y tienen puesto el dinero en bonos de futuro, pero nosotros nos lo gastamos, el dinero llegaba y se iba, muchísimo oro se perdió por el camino». Cobos señala que hay una lectura relacionada con la crisis cuando se habla del ocultamiento de la peste en la fase inicial de expansión de la plaga por intereses particulares.

FE DE ETARRAS // Por su parte, el director y guionista Borja Cobeaga presentó ayer en San Sebastián su película Fe de etarras, que «transcurre en una ciudad llena de banderas de España, y cuenta la vida de un comando en un momento en que se vive uno de los mayores ataques de españolidad, el mundial de Sudáfrica».