Su cabeza es un torbellino de ideas, y siempre busca algo muy especial que ofrecer en cada edición del Festival Internacional de Piano Guadalquivir, que dirige desde hace nueve años, cuando comenzó a celebrarse en Villa del Río. Desde entonces hasta hoy, María Dolores Gaitán ha volcado toda su creatividad en esta cita, con la que pretende crear una marca de Córdoba a través de la cultura musical. Este año, en el programa de conciertos --ocho en total, entre el 19 y el 30 de septiembre, y cuyas entradas ya se pueden adquirir a través de la web del festival-- figura un escenario muy especial, el Salón Basilical de Medina Azahara, donde se interpretará música en torno a textos de Maimónides.

-El Festival de Piano Guadalquivir llega a su novena edición. ¿Cómo se siente? ¿Imaginaba que aquel proyecto que nació en Villa del Río iba a tener este recorrido?

-Siempre se inicia un proyecto con la ilusión de que crezca, pero nunca se puede prever la repercusión. Lo que sí se puede prever es el trabajo y esfuerzo que uno imprime en su labor y, en ese sentido, sí estoy muy contenta de que haya dado sus frutos de una forma tan impactante, sobre todo, en la ciudadanía de Córdoba y a nivel internacional.

-Este año cuentan con un escenario excepcional, Medina Azahara. ¿Cómo surgió este concierto?

-Por una parte, es fruto de un proyecto personal en el que llevo tiempo trabajando, porque el festival es un recipiente creativo para mí y cada año se hace un evento exclusivo, que rompa moldes, sobre todo el sector de la música clásica. Desde hace unos años vengo ideando un festival del patrimonio, ya que Córdoba cuenta con cuatro títulos de la Unesco, con la idea de recrear espectáculos basados en su esencia, su historia, sus colores, sus aromas, en su idiosincrasia. Y este año, previendo que Medina Azahara podía alcanzar el reconocimiento, como así ha sido, teníamos un recipiente colmado de ideas para poder dar rienda suelta a un proyecto sobre la ciudad palatina. Y así nació la de recrear in situ lo que se experimentaba hace siglos en este enclave. Y será el primer espectáculo que se represente allí después de obtener el título. Por otro lado, da mucho juego la escenografía natural, es un lugar mágico.

-¿Qué nos puede avanzar de este novedoso espectáculo?

-Hace tiempo estuve investigando sobre la música de Córdoba, y hay muy pocas obras inspiradas en la ciudad o sus personalidades. Se me ocurrió pensar en las grandes figuras que han pasado por aquí y una de ellas es Maimónides, así que pensé llevar a la partitura algunas de sus obras y que queden para la posteridad, que haga historia junto a lo que vamos a hacer nosotros. Por otro lado, también se interpretará una versión inédita de Sherezade que sorprenderá porque lleva hasta danza contemporánea y oriental. Es una mezcla de estilos impresionante. Y, sobre todo, la idea de este proyecto es ser el punto de inflexión entre un formato tradicional adaptado a la actualidad, el mundo antiguo y el mundo nuevo, el oriental y el occidental. Vamos a unir por primera vez instrumentos de origen oriental con instrumentos modernos. Va a ser una revolución a nivel musical.

-¿Cree que este estreno tenga recorrido más allá de Córdoba?

-Sí, es un proyecto con mucha proyección porque es un foco de culturas. Por otro lado, la idea es que el festival sea una marca a través de la cultura musical.

-Además de este espectáculo, ¿qué más ofrece la cita este año? ¿Con qué otros escenarios cuenta?

-Este año queremos mostrar las civilizaciones que han influido en lo que Córdoba es hoy en día, ese el tema principal, por eso lo hemos llamado De Oriente a Occidente. Seguiremos teniendo la Mezquita Catedral para el concierto del cierre, que este año se dedica al Inca Garcilaso. También actuaremos en el Palacio de Viana y aún no conocemos los escenarios del programa Piano Córdoba, que es una plataforma para los pianistas y aún está abierto el plazo de inscripción. También habrá artistas de primer nivel impartiendo masterclases y un taller destinado al público infantil denominado Teclópolis. En definitiva, el piano en todas sus vertientes en ocho conciertos, más los de Piano Córdoba.

-El pasado año dio el salto a Milán. ¿Qué repercusión tuvo?

-Fue un punto de inflexión muy importante para el festival. Se expandió a nivel internacional y tuvo una gran repercusión en Italia, especialmente en Milán. Eso abrió una puerta importante y fue un gran éxito. Creo que no se conoce suficientemente el patrimonio de Córdoba, y la música te puede llevar a conocer el patrimonio y la cultura de forma diferente y original. Es un reclamo para nuestra ciudad y el festival está sabiendo conjugar eso.

-Allí se puso en escena el espectáculo ‘Córdoba y sus Patios’. ¿Sabe si ha vuelto a repetirse?

-Estamos intentando que así sea. Ahora me han seleccionado para participar como pianista en el Woman de Canarias y lo vamos a hacer allí.

-El aspecto formativo también es muy importante. ¿Qué ofrece la novena edición?

-En cuanto a las masterclases, este año tendremos música de cámara y composición, porque otra de las ideas es incentivar obras inspiradas en Córdoba, un objetivo que queremos implantar este año. Y también tendremos el taller para niños, que consiste en un conjunto de juegos de mesa ideados para darle dinamismo al aprendizaje musical. Animamos a que se inscriban a través de la página web.

-¿Cree que Córdoba ha hecho suyo ya este festival?

-Lamentablemente, no. Es una espinita que tengo. Hay instituciones como la Junta o la Diputación que, poco a poco, van viendo la proyección. Es un festival que está luchando mucho por dar Córdoba a conocer, por sacarla fuera, y creo que podrían darnos algo de más ayuda porque hay mucho trabajo detrás y con muy pocos recursos. El festival brilla porque hay gente detrás con mucha pasión que cree en el proyecto. Por eso sale adelante. Aún así, siempre contamos con Cajasur, el Cabildo y la Universidad. Esto nace de un particular, de una asociación, pero está posicionando a Córdoba como una marca a nivel mundial, y tienen que ver que es importante para la ciudad.

-Este año ha sido candidata a los Premios Princesa de Girona y obtuvo un reconocimiento por un proyecto innovador. ¿En qué consistía?

-La idea es conseguir que, a través de la cultura, el turista se quede más tiempo en la ciudad que visita, que es en lo que siempre estoy trabajando. Consiste en unas gafas de realidad virtual a través de las cuales se puede ver un concierto desde una perspectiva diferente. Llamó mucho la atención y me gustaría desarrollarlo en el festival, pero no hay recursos suficientes. Para bien o para mal, la cultura necesita apoyo.

-Además de la música, ¿qué otras aficiones tiene?

-Me gusta mucho el fútbol. Fundé el equipo de mi pueblo, Villa del Río, y llegamos a la competición, incluso a nivel nacional. Siempre he vivido entre las teclas del piano y el balón. Mi agenda siempre giraba entre conciertos y partidos de fútbol.