LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO: MONTEVIDEO (URUGUAY), 1964.

TRAYECTORIA: TRAS TRECE DISCOS DE ESTUDIO, PÚBLICA AHORA 'BAILAR EN LA CUEVA'.

Nadie podía imaginar que a Jorge Drexler le daría por el baile. Pero ahí lo tienen. Bailar en la cueva es el disco más bailongo de un cantautor que hasta se deja coreografiar en el divertido videoclip de su primer single. El músico explica que con su nuevo disco cierra una trilogía. Amar la trama era un álbum con la vocal abierta, "con el aaaa en el centro del pecho, a de suspiro, emoción, alegría". La aplicación ñ era un trabajo cerebral, "que nació de la cabeza". Y este nuevo "surge directamente de los pies, usando el cuerpo como un diapasón, haciéndolo vibrar". Su compacto es una celebración de la danza y de la música como parte de nuestra identidad.

--En su anterior proyecto, una app bautizada ñ pedía al oyente que determinara el rumbo de sus canciones eligiendo las sucesivas estrofas posibles. Y ahora resulta que les invita a bailar...

--La verdad es que a ñ y a Bailar en la cueva los veo en las antípodas. Esa aplicación surgió de una idea de relacionar las canciones con su estructura, basándome en la informática, las nuevas tecnologías, las matemáticas. Todo lo del campo de la corteza cerebral. Y este sale del polo opuesto: los pies. Es un ejercicio de composición para generar movimiento.

--En este compacto las letras son sintéticas, concretas. ¿Es resultado del esfuerzo que tuvo que hacer para esas cortas estrofas intercambiables que proponía en ñ ?

--Puede ser. Y también tiene que ver mucho con Twitter. Me gusta el carácter literario de esta red social. Al poner una limitación de caracteres obliga a la síntesis, un primer acto literario. Por eso hay tanto poetuiteros. Los poetas más interesantes de mi generación que conozco están todos en Twitter.

--En la letra que bautiza el álbum, canta "me guías tú o yo te guío". ¿En la vida usted es más de guiar o de dejarse llevar?

--Soy de hacerme la pregunta: "¿Quién está guiando en realidad?". Y "¿hacia dónde está yendo?". Me gusta la analogía que ha hecho. En la vida hay veces que te toca llevar y otras que es mejor dejarse llevar. Y me gustan las dos posiciones. En el baile y en la vida el que lleva ha de escuchar al otro, reaccionar al cuerpo del otro.

--Y para exhibiciones de baile, la coreografía a lo boyband del videoclip Universos paralelos que se marca con David Trueba. ¿Cómo surgió la idea? ¿Practicaron mucho los pasos?

--Aunque no se note, estuvimos una semana entera con la coreógrafa Patricia Ruz (risas). Durante una comida les dije que estaba preocupado porque no sabía qué hacer en el videoclip (habitualmente no son mi fuerte). Y que tenía que irme rápido porque me iba a clases de baile. Se me quedaron todos mirando, y fue cuando les pregunté: "¿Os gustaría bailar?". Y ahí nos tienes: dispuestos a entregarnos por la causa, disfrutando del movimiento, riéndonos de nosotros mismos.

--Entonces... ¿habrá baile en sus actuaciones?

--Uno va estableciendo unos códigos a lo largo de la vida y de la carrera en relación con la gente. Y mi experiencia me dice que tienes que tenerlos muy claros. Saber hacia dónde quieres llevar a la gente. Mi público está acostumbrado a cierto balanceo en los conciertos, así que quién sabe lo que va a pasar a raíz de este nuevo repertorio.

--¿Por qué quiso que Caetano Veloso colaborara en la canción Bolivia? Y no solo él, ¿por qué invitó en otras piezas a artistas como los raperos Ana Tijoux y Visitante, de Calle 13, y al grupo Bomba Estéreo con su cumbia electrónica?

--Parecen muy diferentes pero tienen algo en común, incluido Caetano a sus 70 años: todos están en la punta de lanza de la búsqueda de nuevos lenguajes. Son gente cercana que se cruzó en mi vida mientras trabajaba en el disco. En el caso de Caetano, me invitó a su concierto en Bogotá, fuimos a cenar y un desconocido nos preguntó: "¿Para cuándo una colaboración entre ustedes?". Así surgió. Y en su casa la grabamos. Algo parecido pasó con Visitante, lo hablamos comiendo también en su casa. A la única que llamé deliberadamente fue a Ana Tijoux.

--Volviendo a Bolivia: se la dedica a su padre, que con 4 años se refugió en este país huyendo de la Alemania nazi.

--A él y a mis abuelos. Es un episodio dramático de nuestra historia familiar. Entonces, todos los consulados habían limitado la entrada a los refugiados. Y mucho menos en Bolivia. Y me pareció que es un buen momento para recordarlo. Porque siempre hay alguien que trata de cruzar una frontera para conseguir un futuro. Me gusta poner la lupa en el caso de los emigrantes europeos salvados por los países latinoamericanos. Qué paradójica y pendular es la historia.

--¿Y por qué quiso grabar este disco en Colombia?

--Mi abuelo materno vivió muchos años en Colombia y me traía casetes de vallenatos de Alejo Durán. Y allí trabajamos guiados por el gran Mario Galeano, que nos presentó a músicos colombianos.

--De hecho, gran parte de sus nuevas canciones surgieron desde la base rítmica. Tras trabajar con ellos.

--Siempre he tenido mucha conexión con los músicos colombianos. A la salida de mis conciertos, acabábamos bailando cumbias...

--Y centraron el trabajo desde el grove, ¿verdad?

--Estábamos enganchados al manejo de la electrónica. Es importante esta apertura en la paleta estilística.