Canal , un solo poema dividido en sesenta fragmentos, ha conseguido conmover y llegar al corazón de numerosos lectores desde que se alzó con el último premio Ricardo Molina de Poesía. Su autor, Javier Fernández, presentará hoy en la Feria del Libro de Córdoba esta obra, con la que cierra, después de años de buscar la manera de hacerlo, una herida personal y literaria: la muerte accidental de su hermano Miguel al caer a un canal cuando ambos eran unos niños.

--Todo el que ha leído su libro lo califica de "duro", "desgarrador" e "impactante". ¿Pensaba que iba a provocar esos sentimientos?

--Nunca lo pensé. Con este libro, mi única preocupación era cerrar una herida abierta desde hacía mucho tiempo, la muerte y la ausencia de mi hermano desde hace cuarenta años. Lo de menos era la repercusión que pudiera tener, aunque enseguida me di cuenta de que tenía una capacidad de conmover que me sorprendió, y aún me sigue sorprendiendo. Pero hablar del dolor y la muerte es algo que nos atañe a todos y puede que hacerlo de esta forma tan directa y sin concesiones haya hecho que la gente se sienta identificada.

--¿Por qué eligió la poesía para cerrar esta herida?

--Más bien la poesía me eligió a mí. Los primeros intentos fueron narrativos, pero después trabajé el tema con poemas, y cuando encontré la manera de contarlo, de repente, me vi escribiendo poesía.

--Una poesía en la que hay una clara ausencia de metáforas y recursos poéticos. Parece un relato de los hechos.

--Sí. Me parecía que el tema lo merecía, contar la historia sin contaminarla de sentimentalidad. Narrar, no tanto el accidente, sino lo que ha ido sucediendo después de él con su ausencia. Me parecía que lo mejor era ir directo al grano, sacar las imágenes desnudas.

--En este libro también hay otros personajes: su padre, su madre y su hermana. ¿Qué piensan ellos?

--Mi padre se mantuvo más al margen de la escritura y lo leyó cuando ya estaba terminando. Me dio permiso para contar lo que quisiera. En el caso de mi madre y mi hermana, compartí con ellas el borrador y, después de un proceso familiar, ellas me fueron ampliando sus emociones alrededor de mi hermano. Con ese material completé el libro.

--Para algunas personas este libro ha sido terapéutico. ¿Y para usted?

--La literatura, las heridas las cierra con otra herida. He sentido un gran alivio personal al escribir este libro, especialmente con mi familia, porque pudimos acercarnos de una forma muy intensa gracias a este texto. En ese sentido, sí ha sido terapéutico, pero también la herida literaria estaba abierta desde hacía tiempo y necesitaba cerrarla, pasar a otra cosa.

--¿Qué proyectos tiene a hora?

--Llevo ya varios años escribiendo una novela bastante ambiciosa de la que espero tener terminada su primera parte pronto. Además, estoy terminando un ensayo sobre el género de superhéroes que publicará Cátedra el año que viene y he empezado mi siguiente poemario, y, al ritmo que voy, espero tenerlo terminado dentro de quince años (rie).