Se educó con el rock, es amante de la poesía y le apasiona la filosofía. Todo ello lo volcó durante 17 años en las letras de la banda Estirpe hasta que hace cinco decidió emprender un camino en solitario en el que sus inquietudes se agrupan bajo el nombre de Subtónica, un proyecto musical que ya ha regalado a este ingeniero agrónomo grandes momentos y encuentros, y que ha dado como fruto dos discos de canciones «honestas» que «no miran a la industria», sino que intentan ser un «termómetro» de lo que está pasando a su alrededor. El último de los trabajos de este profesor universitario, muy implicado con la educación musical, empezará mañana a escucharse sobre los escenarios con una gira que recalará en la Sala Polifemo del Teatro Góngora el día 18 de marzo, la única actuación en la que Si a lo que nos divide le restamos importancia el producto final será siempre positivo se oirá con banda.

-Músico y científico. ¿No parece un poco contradictorio?

--No lo es. Creo que tienen mucho que ver y hay un método, tanto para ser músico como para ser científico, que se basa en la observación, sin la cual es imposible innovar. Los métodos creativos, tanto en la música como en la ciencia, son muy similares.

-¿Se pueden imponer reglas al rock, a la música?

-La música está cargada de reglas, pero las tenemos tan interiorizadas que no sabemos que es método. Por otro lado, es poco comercial decir que la creatividad se puede enseñar.

-Lleva años sumergido en Subtónica. ¿Cómo ha evolucionado este proyecto tan personal? ¿Sigue siendo su guerra particular?

--Sí, es mi guerra particular, mi compromiso, es mi forma de expresarme. No puedo vivir sin hacer música. Durante muchos años he luchado para que mi vida forme parte de la música, y ahora estoy en una fase en la que quiero que la música forme parte de mi vida. Es cierto que hay unas reglas en la industria que conozco, y no reniego de ellas. Yo no hago música de forma altruista, soy músico y trabajo en la Universidad y no solo es compatible, sino que establezco lazos en los que tienen relación. Hoy en día, todos tenemos que ser creativos e innovar.

-‘Si a lo que nos divide le restamos importancia el producto final será siempre positivo’. ¿Qué encierra tras ese título?

-Es un eslogan positivo. Tiene que ver con que, a veces, el ser humano le da más énfasis a lo que nos divide y no valora tanto aquello que nos une.

-Esto recuerda al argumento de los pactos políticos.

-El disco es muy político. Está escrito en una época en la que no pude eludir lo que ocurría.

-¿Está ante el disco que quería hacer?

-Sí. Y cada vez estoy más contento, pese a que no es comercial, desde el título a las propias canciones. Es un disco denso, que hay que reescuchar.

-Incide en la necesidad de reflexionar. ¿Vivimos en un mundo donde se piensa poco?

-Se piensa muy poco y se reflexiona menos. No se deja tiempo ni para el que crea el contenido ni para el que lo recibe. La música hay que escucharla y no consumirla como se hace ahora. Las nuevas generaciones se están criando en la rapidez, en el consumo masivo.

-Es un artista comprometido. ¿La música puede cambiar el mundo?

--Estoy convencido de que el arte tiene una parte de ocio, pero también de compromiso para cambiar el mundo haciendo reflexionar, sentir, emocionar, denunciando. Hay miles de maneras de hacerlo. Por ejemplo, ya hay estudios que aseguran que si determinados artistas denigran a la mujer en sus canciones y la gente de catorce años lo consume, esto hay que revisarlo. No es lo mismo cantar un contenido que otro.

-Tengo entendido que mandó el disco a los líderes políticos. ¿Ha recibido respuesta?

--Solo de uno, de Rajoy. Me contestaron de su gabinete, aunque no sé si llegó a escuchar el disco. Pero ni Alberto Garzón ni Pablo Iglesias ni Albert Rivera ni Pedro Sánchez contestaron. A todos les puse una dedicatoria en la línea del título del disco, que intentemos todos poner de nuestra parte para llevar esto a buen término, más allá de que yo esté a favor o en contra de unas ideas u otras. Yo sé que no soy nadie, pero es sorprendente que me conteste el sector que, a priori, está más lejos de la cultura y las artes.

-El disco salió en octubre y ahora comienza la gira. ¿Cómo la afronta? ¿Tiene ganas de escenario?

--Muchas ganas, es un reto muy importante porque voy a actuar en acústico y en pequeñas salas donde la gente se pueda concentrar en el concierto. El disco tiene una carga lírica importante, no entra fácil a la primera. Por otro lado, el proyecto es nuevo y yo tampoco tengo un gran número de seguidores, porque lo que hago ahora no tiene nada que ver con lo que hacía con Estirpe.

-En esta gira recalará en la Sala Polifemo del Teatro Góngora. ¿Será especial?

--Es un sueño hecho realidad. Es un disco para teatros, y me gustaría llegar a muchos más.

-¿Qué sintió al conocer la disolución de Estirpe?

-En este país, cuando haces una música que se sale de lo habitual, es muy complicado tener durabilidad. Deseo que les vaya muy bien a todos, y lo importante es el legado de canciones que deja.

-¿Cómo ve el momento musical cordobés?

-Hay muchos grupos nuevos apretando fuerte y con un nivel técnico que ya quisiéramos haber tenido los que empezamos en los noventa.