Hace un par de años, coincidiendo con el estreno en el Festival de Sitges de Un monstruo viene a verme, el dibujante Juanjo Sáez escribía en las páginas de este diario una preciosa carta a su director, J. A. Bayona, en la que evocaba sus muchos años de estrecha amistad. «Somos algo así como dos flores del descampado, o así nos hemos sentido muchas veces», relataba el ilustrador barcelonés en su misiva, uno de los mejores retratos emocionales escritos jamás sobre el cineasta de la Trinitat. «Lo que (Jota) tiene de contenido en la vida real lo tiene de excesivo en su trabajo. Como una presa de contención que revienta delante de todos en la gran pantalla». Sáez, claro, la clava, porque no hay mejor forma posible de definir lo que Bayona ha hecho con Jurassic Word: El reino caído: algo grande, colosal, probablemente el sueño hecho realidad de un niño que a los tres años ya emulaba a los pioneros del cinematógrafo con un zóotropo infantil de viñetas en movimiento de Superman y a los ocho ya soñaba a lo grande queriendo ser Spielberg.

Y, en fin, como las historias bonitas bien solo pueden terminar bien, el propio Spielberg ha dado su bendición al trabajo de Bayona, presentado en première mundial en la (lluviosa) noche del lunes en Madrid y que llegará a los cines el 7 de junio. «Steven vio la primera copia de trabajo y me llamó para decirme que estaba muy contento, que le había transportado al primer Parque Jurásico», asegura el director barcelonés en una cita promocional con la prensa en Madrid, a la que acude en compañía de los carismáticos -prácticamente irresistibles- Chris Pratt y Bryce Dallas Howard.

«Spielberg te hace sentir grande, importante, te hacer ver que eres tú el protagonista del momento», asegura Bayona. Tras largas jornadas promocionales de mucho palique, la energía decae por fuerza, pero cuando habla de Spielberg, Jota proyecta un brillo especial en la voz. «Lo que más ilusión me ha hecho del proyecto es trabajar con él», admite el director, que asegura haber tenido «muchísima libertad» a la hora de trabajar, más allá de las pautas del estudio y la propia franquicia: «Es evidente que no afrontas el trabajo como cuando partes de cero en proyectos como Un monstruo viene a verme, pero nadie me ha cortado las alas. ¡Al contrario! De algún modo, trabajar con Spielberg ha sido como trabajar en su día en El orfanato con Guillermo del Toro».

Bayona llegó hace justo dos años al proyecto de Jurassic World: El reino perdido. Unos pocos meses antes, había tenido que renunciar al que parecía que iba a ser su gran salto a Hollywood, la segunda entrega del aquelarre zombi Guerra Mundial Z, dado lo precario del proyecto y, sobre todo, la necesidad de más tiempo para terminar Un monstruo viene a verme. Tiempo atrás, Universal ya le había tanteado para dirigir la secuela del super éxito Jurassic World, así que fue fácil llegar a un acuerdo para acceder, al fin, a las Grandes Ligas de la mano de Spielberg y su productor habitual, Frank Marshall.

Graduado en la primera promoción de la ESCAC, Bayona siempre ha parecido un tipo al que no se le vislumbran los límites. ¿Qué será lo próximo? En su etapa canterana de cortometrajista ya se puedo apreciar que ahí había un genio especial con los estupendos Mis vacaciones (1999) y El hombre esponja (2002); en especial el primero, basado en un cuento que Pau Marc incluyó en el número cuatro del histórico fanzine Círculo primigenio, y en el que, con ilustraciones de Juanjo Sáez, se relataban las vacaciones lisérgicas de un niño en el pueblo de sus yayos.

Ya sabrán, también, que los mejores videoclips de Camela y OBK los firmó Bayona.