Si Mario Vargas Llosa, en los años 50 en Perú, hubiera vivido en un ambiente con un teatro más potenciado, seguro que hubiera sido mucho más dramaturgo, pero sin de dejar de ser novelista. Así lo reconoció ayer en la presentación de su obra teatral El loco de los balcones , que sube hoy a escena. Una producción que es la tercera que estrena el Premio Nobel en el Teatro Español, y que es todo un alegato idealista, una utopía, protagonizada por un Quijote, encarnado en José Sacristán, que interpreta a Aldo Brunelli, quien en lugar de luchar contra los molinos de viento, lucha para proteger unos balcones en la Lima de los años cincuenta.

Un personaje con espíritu de Quijote, "un idealista extraviado en un mundo pragmático", en palabras del escritor peruano, que fue inspirado por un personaje real, un profesor que le dio clases de arte italiano a Vargas Llosa en la Universidad. "Era un personaje peculiar --dice Vargas Llosa-- que se enamoró de los balcones de Lima, en la Lima colonial cuando desvencijaban las casas coloniales y tiraban los balcones para construir edificios modernos. El creía que eso era un crimen y que los balcones eran un símbolo de la cultura".

"Brunelli --continúa-- se dedicaba a recogerlos, restaurarlos y protegerlos, pero un día el lugar donde los guardaba se quemó, algo que fue muy sonado y extraño, y a mí, tiempo después y ya cuando estaba en Europa, me vino esta historia que está impregnada de ese Perú de los 50", subrayó el autor de La fiesta del Chivo . Vargas Llosa es un enamorado del teatro y, además de ser autor, también ha subido a escena como actor junto a Aitana Sánchez Gijón en una adaptación de Las mil y una noches , una experiencia que ayer confesó que va a repetir, ya que ha escrito otra obra, Los cuentos de la peste , en la que va a participar como actor. "Lo haré en contra de la opinión de mi familia que dice que soy una calamidad sobre las tablas, pero si pasa la prueba de Ramón Ollé, el director, lo haré".

Así, este enamorado del teatro hizo ayer una defensa de la novela. "Cada tema viene por un camino con una música y una estructura y por eso El loco de los balcones tomó cuerpo para el teatro y no para la novela".