Una exposición inaugurada en la National Gallery de Londres presenta ejemplos icónicos del bodegón, desde los iniciadores holandeses del género hasta un representante del pop art británico como Peter Blake, pasando por Diego Velázquez, Jean Baptiste Simeon Chardin o Vincent Van Gogh.

Pintar objetos de la vida diaria era una actividad considerada de poca importancia hasta el siglo XVII, cuando, gracias a la afición holandesa a pintar conjuntos de flores y todo tipo de manjares, surgió el género del bodegón o la naturaleza muerta, que ha tenido importantes cultivadores en la historia de la pintura.

Como puede verse en algunos ejemplos de la pequeña e interesante exposición londinense, uno de los principales impulsos de los artistas para pintar bodegones era demostrar su destreza en la representación del mundo visible.

Los objetos más sencillos de la vida diaria adquieren una significación especial gracias a la mano mágica del artista y al contexto simbólico en que se inscribe su obra.

Así ocurre, por ejemplo, con el cuadro de Francisco de Zurbarán Taza de Agua y Rosa (1630), que representa con exquisita delicadeza los objetos mencionados, pero que simboliza a la vez la pureza de la Rosa Mística , uno de los apelativos metafóricos de la Virgen María.

En la obra de Velázquez Escena de cocina con Cristo en la casa de Marta y María , el artista sevillano presenta en primer plano un maravilloso bodegón a base de peces, huevos, ajos y un almirez, donde una sirvienta muele alguna substancia, mientras una vieja señala el hueco de la ventana donde aparece la escena bíblica.

Aunque los objetos de la cocina, en la que se ve también un jarro que podría contener aceite, sugieren una comida a base de pescado y alioli, los peces pueden simbolizar también a Cristo, y los huevos, su resurrección.

Dando un salto en el tiempo, está también la famosa silla del holandés Van Gogh, una silla humilde con asiento de paja, donde el artista holandés ha colocado su pipa y su tabaco, con lo que convierte a ese mueble por metonimia en una especie de autorretrato.

Algo similar ocurre con el cuadro titulado Estufa en el Estudio , de Paul Cézanne, en el que aparece este objeto delante de un lienzo del artista visto desde atrás. Parece una imagen extraída de Las Escenas de la Vida Bohemia , de Henri Murger, que sugirió a Giacomo Puccini su famosa ópera. Se sabe que el primer propietario de esta obra de Cézanne fue su amigo Emile Zola, a quien acaso inspiró su novela La Obra .

Figuran también en la muestra algunos ejemplos de la "vanitas", cuadros que se encargan de recordar al espectador, mediante símbolos como calaveras, relojes, caracolas y otros objetos, la fragilidad de la existencia humana y la poca duración de cualquier placer.

Al margen de los ejemplos clásicos de "vanitas", hay un interesante vídeo de la artista británica Sam Taylor-Wood, titulado Una Pequeña Muerte , que muestra una y otra vez en cámara rápida la descomposición de una liebre colgada.

De otro artista británico, Peter Blake, se exhibe una obra titulada Naturaleza muerta: entonces y ahora, para Damien , dedicada a su polémico colega Damien Hirst por su afición a la bebida y sus obras en las que agrupa más de un frasco de medicinas.