Licenciada en Danza Española, en la especialidad de Pedagogía y Psicopedagogía, Carmen del Río ha sido el alma del conservatorio de Danza Luis del Río, que lleva el nombre de su tío, desde sus comienzos, primero como profesora y luego como directora durante 23 años, hasta este pasado mes de junio.

-Tras 23 años ininterrumpidos como directora del conservatorio, ¿por qué lo deja?

-Despues de 23 años seguidos, pensaba que había que dejar salida profesional a gente nueva, a otras generaciones, con otra mirada al centro, y también porque ya estoy priorizando mi última etapa laboral en otros aspectos, que dejé un poco más de lado, como ha sido la docencia, y cuestiones de otro ámbito que estoy tocando, como la universidad, ya que estoy haciendo la tesis doctoral sobre prevención de riesgos.

-Lleva 31 años en la enseñanza, ¿cómo recuerda su llegada al centro?

-Estuve 17 años dando clase antes de ser directora, o sea que yo llevo aquí muchísimos años, como otras compañeras que están todavía por aquí. Mi primera relación con el centro fue a través de mi tío, de Luis del Río, vivíamos juntos. A través de él he vivido la danza desde muy pequeña, desde que tengo uso de razón. Cuando él vino a Córdoba y dejó su etapa profesional, yo tenía 5 años, y él se estableció en mi casa de Martínez Rucker, donde puso su primera academia. Allí, algunas compañeras empezaron a dar clase en mi casa.

-¿Cómo entró en el conservatorio de Danza?

-Yo entré con 7 años en el conservatorio de Música Rafael Orozco y allí pasé toda mi etapa formativa en Danza. Después, hubo exámenes de interinidad al poco tiempo de terminar, y en esa época no había muchas personas tituladas. Como la vocación fue creciendo en todas aquellas tandas iniciales de titulados, nos presentamos a los exámenes de interinos. Luego nos fuimos con Arte Dramático al Palacio de las Quemadas, ya rehabilitado para el conservatorio, pero antes estuvimos en colegios y demás espacios en una etapa no muy gratificante, pero transitoria. En el curso 1995-96 se separaron administrativamente los centros y ya empecé mi primer mandato como directora.

-¿Cómo ha cambiado de aquel primer centro al que deja ahora como directora?

-Aquel centro no tiene nada que ver con el de hoy. Eran unas instalaciones completamente novedosas, viniendo como veníamos del conservatorio de Música, nada adaptado para la danza. En infraestructuras, ya hubo un paso gigantesco al trasladarnos al Palacio de las Quemadas. Pero a mí me pillas con treinta y tantos años y sin ningún referente, pues nos acabábamos de separar de Arte Dramático, no teníamos ningún modelo donde apoyarnos. Entonces, con la ayuda de la Inspección, con la formación que he ido ejerciendo, que no he parado de formarme, hemos creado un modelo de gestión que hoy por hoy es un modelo adaptado a las características de nuestra democracia y nuestra normativa.

-De este centro han salido grandes figuras de la danza.

-Sí, gente importante de la danza que aún hoy está ejerciendo, como María Pagés, como Olga Pericet, Matilde Coral, Isabel Bayón… premios nacionales de flamenco que se han titulado aquí, Antonio Correderas…

-En el 2016, se celebró el 50 aniversario del conservatorio, ¿cómo resultó ese año?

-Ese año fue maravilloso, de muchísimo trabajo, pues nuestro plan de actividades es muy ambicioso. Ese año hubo actuaciones, clases magistrales… todos los ámbitos de desarrollo del centro estuvieron dispuestos y pasaron por aquí profesionales de talla nacional y de vanguardia, lo que refrescó un montón la docencia, a nuestros alumnos, a los profesores. Recordamos la figura de Luis del Río y fue muy entrañable.

-La reforma y adaptación del edificio ha dado muchos quebraderos de cabeza, ¿en qué situación se encuentra ahora mismo?

-El edificio dio muchos quebraderos de cabeza porque nosotros hemos ido siempre juntos, Arte Dramático y Danza. Y lo que esto se desarrolló junto a un centro hermano, pues se fue complicando, se fueron ampliando las ofertas educativas de ambos, se independizaron los dos centros… y surgen problemas, como que se solapan los horarios, y no debería, o que no hay suficiente atención para un teatro que se alquila a gente de la calle y eso implica tener mucho cuidado con las instalaciones. Hay choques convivenciales, de organización.

-La matrícula de Danza, ¿se sigue manteniendo con los años?

-Más o menos se viene manteniendo, a nosotros nos gustaría que se desbordara como hubo épocas que así fue. Pero desde que se amplió el número de horas de danza, y el centro está ubicado donde está, con tanta restricción de tráfico para llegar, cuando aquí vienen alumnos de toda la provincia y todos los barrios, y luego en los institutos se ampliaron las horas y salen los niños a las 14.30 o 15.00 horas, es un problema, porque los alumnos tienen que comer en sus domicilios y no les da tiempo. Lo ideal sería que fueran centros integrados, como la experiencia piloto que hay en música, y que aquí desarrollaran todo. Entran a las 4 y salen a las 9, vienen recién comidos, comen rápido y mal, y luego son muchas horas aquí. No sé si sería rentable un servicio de comedor, pero para empezar hay cosas que a nivel administrativo deberían de solventarse.

-¿Se quedan muchos alumnos por el camino?

-Al entrar tan pequeños, algunos vienen porque las motivaciones de su familia son importantes, yo también empecé por la motivación familiar. Lo que pasa es que luego, los profesores de danza y los de su centro, tienen que trabajar también en la motivación. Algunos, la gran mayoría, continúa hasta el final, pero hay un porcentaje nada desdeñable de alumnos que abandonan. Por eso eso estamos focalizando nuestro interés para ver qué pasa ahí.

-Imagino que la matrícula de niñas supera a la de los niños...

-Sí, esto es mayoría de mujer, así ha sido siempre. Pero, por supuesto, no hay ningún tipo de prejuicio por parte del centro, eso lo puedo garantizar, aunque quizá sí en las familias. Nosotros reivindicamos mucho la figura del niño y lo valoramos mucho. Ahora hay un grupito de niños que intentamos ponerlos juntos para que se motiven entre ellos.

-Tras esta larga etapa en la dirección, ¿qué le hubiera gustado resolver y no se ha podido?

-En el ámbito pedagógico hemos crecido en formación, y el centro de profesorado Luisa Revuelta es testigo. Y luego, a nivel de infraestructuras y equipamientos, a mí me hubiera gustado disponer de más presupuesto para darle un buen varapalo a estas clases que están muy deterioradas, las conexiones de redes, los suelos necesitan un cambio urgente. Este centro nació siendo el mejor en el año 95, el mejor de Andalucía e incluso en el panorama nacional, pero si no se le echa dinero, si no se mantiene… necesita un repaso integral. Esta ha sido una asignatura pendiente porque no tenemos dotación económica para reponer, vamos sobreviviendo con suelos de hace 25 años. Pero sí le he dado un buen varapalo a la autoprotección y sobre todo me ha interesado mucho la normativa vigente porque son unas enseñanzas especiales. Hoy tenemos un modelo de gestión y funcionamiento, de responsabilidades compartidas, que es un referente.

-Y habéis conseguido también la especialidad de Danza Contemporánea para el próximo curso, una larga reivindicación.

-Este último año me voy también muy satisfecha por eso, ha sido un gran logro. Lo he peleado mucho porque ha habido mucha demanda a lo largo de los años, desde el 2004. También quiero destacar que hemos presentado un proyecto de la escuela bolera tradicional que no existía.