Lleva trabajando en la gestión cultural más de 15 años y el circo se ha convertido en el centro de sus actuaciones, aunque está lejos de ser un artista, y mucho menos «frustrado». Su actividad se centra en producir y generar proyectos a través de la empresa Noletia, encargada de organizar el Festival de Circo Contemporáneo de Córdoba, que arranca hoy con un pasacalles desde el Bulevar (21.30 h.) y un espectáculo en la plaza de la Corredera (22.00 h.) y volverá a llenar las calles de la ciudad de malabares, humor, equilibrios e innovadores, sorprendentes e inquietantes números, además de tener un aspecto formativo a través de talleres con los que se intentará acercar a la gente al mayor espectáculo del mundo.

-Hoy comienza una nueva edición del festival. ¿Cree que se puede consolidar en Córdoba?

--Por la acogida de público que recibimos el año pasado, creo que puede y debe consolidarse.

-¿En qué ha crecido la cita respecto al año pasado?

--Cuantitativamente, hay un par de espectáculos más que el año pasado, y, en el aspecto formativo, también hay dos talleres más. Por otro lado, en esta edición tenemos la oportunidad de tener una infraestructura en La Corredera, con un equipamiento mejor y más sillas. En cuanto a la calidad, la programación es bastante continuista, aunque nos va a dar la oportunidad de mostrar alguna evolución.

-¿Vive el circo contemporáneo un buen momento?

--El circo contemporáneo, sin duda, vive un momento muy bueno, aunque es un sector muy amplio, no es uniforme, hay realidades de todo tipo y no a todo el mundo le va bien. Pero como sector, sí pienso que está creciendo. Pese a la crisis, ha sabido crecer. Por otro lado, en Andalucía parece que se han dejado atrás los complejos y las instituciones nos están escuchando. Aunque, subrayo, no a todo el mundo le llega ese apoyo.

-Entre todas las disciplinas y técnicas que veremos en Córdoba, ¿Cuál sorprenderá?

--Es difícil, pero si hablamos de sorpresas, el espectáculo Shake, shake, shake!, de Pakipayá.

-¿Y en cuanto al riesgo?

--En la gala de clausura se verá la parte técnica más fuerte del festival porque son ocho números y cada uno de ellos tiene una técnica distinta. En una hora y media se podrán ver muchas cosas distintas de mucho nivel. Este año, con la gala damos un paso cualitativo respecto al pasado. Es como un mini festival.

-¿Qué puede suponer para una ciudad una cita como esta? ¿Cuál es el retorno?

-Sobre el retorno de la cultura hay mucho que hablar, y hay gente experta que sabe más que yo de lo que puede retornar en términos económicos. A mí me interesa el retorno social y cultural. Quiero pensar que la vida de la gente no sería la misma si no estuviera rodeada de libros, de música, cine o de la oportunidad de ver en sus calles espectáculos del tipo que sea. Creo que el circo cambia la vida de la gente.

-El circo se ha desligado de su clásica carpa. ¿Era necesaria esa evolución?

-Es algo que suma. Los circos tradicionales siguen funcionando y también hay artistas más contemporáneos que continúan trabajando en carpa. Hay una nueva corriente, y es muy importante que haya surgido. Las artes escénicas, en general, tienden a la fusión, a intentar encontrar el arte total, y desde ese punto vista, el circo contemporáneo da muy buena respuesta. Por algo se le llama el mayor espectáculo del mundo.

-¿Cómo ve a Córdoba en este mundo del circo?

--Córdoba es una ciudad pionera en el circo contemporáneo y no se ha quedado en eso. En los últimos 25 años han seguido saliendo artistas, compañías… En el ámbito andaluz, Córdoba está en el primer escalón.

-¿Cree que podría tener más presencia en este festival?

--Sí. Podría tener más, no lo descarto.