El dibujante japonés Go Nagai, creador de los manga que incorporaban robots gigantescos a las aventuras y «padre» del mítico Mazinger Z, ha señalado que inventó este personaje para «infundir valor a los niños para plantar cara y sobrellevar las dificultades de la vida». «Creo que la forma en la que Mazinger Z combate y vence a los varios tipos de enemigos a los que se enfrenta da ganas de vivir a los niños», ha manifestado el también guionista de la serie de televisión que marcó una época, de cuyo estreno en España se cumplen ahora 40 años, 45 de su estreno en Japón.

Con ese motivo, el cineasta japonés Junji Shimizu ha rodado un largometraje muy fiel a los orígenes y esencia de Mazinger, que homenajea al personaje recreando una secuela que ocurre diez años después del final de la serie. Es Mazinger Z: Infinity, que acaba de llegar a las salas españolas.

A Go Nagai, que ha escrito el manga en el que se basa esta nueva película, le ha encantado el resultado: «Me gusta mucho. Era el Mazinger Z que esperaba. Ha superado mis expectativas», ha afirmado.

El japonés (Wajima, 1945) afirma que «la acción desenfrenada» es lo mejor de la película, que empieza cuando el expiloto Koji Kabuto, ahora un científico respetado, se encuentra con unas misteriosas ruinas en el monte Fuji. El descubrimiento, que trae de nuevo el recuerdo del Doctor Infierno, amenaza a la humanidad, por lo que el destino del mundo queda, una vez más, en manos de Koji Kabuto y Mazinger Z. Es decir, Mazinger en estado puro, tanto en la historia como en la técnica, que Shimizu ha mantenido fiel al estilo original de hace casi medio siglo.

El Doctor Infierno, «pepito grillo» en esta serie de animes, pone el dedo en la llaga al afirmar que la debilidad del ser humano es que no sabe gestionar la diversidad, y eso lo debilita.