Después de lidiar con lobos, orcas y águilas, animales siempre rodeados de niños, el cineasta cordobés ha decidido hacer caso a Hitchcock («nunca trabajes ni con niños ni con animales ni con Charles Laughton», decía el director nortemearicano) y en su próxima película, 4 latas, solo se rodea de adultos para llevar a la gran pantalla una historia que ronda en su cabeza desde los años noventa y, de paso, responder a la necesidad de «volver al desierto y hacer algo que yo viví». Y es que es en el Sahara donde transcurre la historia de tres amigos que, treinta años después, repiten un viaje por el África subsahariana que, en su momento, cambió sus vidas. Para esta «comedia de aventuras», Olivares ha vuelto a contar con el actor francés Jean Reno (Hermanos del viento), además de con Arturo Valls, Quique San Francisco y el intérprete hispano libanés Hovik Keuchkerian. Aunque aún quedan algunos planos por rodar, la película está «prácticamente lista» y espera ver la luz entre marzo y abril del próximo año.

-Vuelve al cine con una ‘road movie’ y, por primera vez, sin niños ni animales. ¿Ha decidido hacerle caso a Hitchckock o ya era una necesidad?

-Era una necesidad. Con Entrelobos, El Faro de las Orcas y Hermanos del viento se cerró una trilogía, y ahora me apetecía hacer algo totalmente diferente. Y también quería volver a África, al desierto, y hacer una historia que, de alguna manera, yo viví en los años noventa.

-En lo que sí repite es en el escenario, el desierto. ¿Alguna asignatura pendiente?

-Más que una asignatura pendiente, es una historia que me llevaba rondando en la cabeza desde hace muchos años. En 1990, crucé el Sahara con un amigo en un Seat Panda y, entre Argelia y Mali, en la frontera, nos cruzamos con unos franceses que se dedicaban a comprar coches de segunda mano en su país, los conducían por todo el desierto hasta Mali y Níger, y allí los vendían. Era una forma de vida que, a finales de los setenta y ochenta, se había puesto muy de moda, sobre todo en Francia. Nos contaron historias de todas las aventuras que vivían en esos viajes y me gustó, se me quedó en la cabeza. Y Llegó un día que, teniendo como punto de partida este relato, además de todas mis vivencias en el desierto, decidí juntarlo todo en una historia para llevarla al cine. Me puse a escribir y, en el 2014, rodando con Jean Reno Hermanos del viento, me preguntó si tenía algún proyecto en mente. Se lo conté, y me dijo que, si finalmente lo escribía, él estaría dispuesto a hacerlo.

-¿Qué historia nos cuenta?

-La de tres amigos que, en los años ochenta, hacían lo mismo que aquellos compradores y vendedores de coches franceses. Uno de ellos se enamora de una mujer en Mali, se queda allí, y los otros dos vuelven. El grupo se rompe con el paso del tiempo y la historia arranca en la actualidad. Es, digamos, el último viaje que hacen los tres treinta años después.

-¿Tiene algo de autobiográfico?

-Sí, porque esta historia parte delo que viví en el desierto en 1990, y también he ido metiendo situaciones que me han ido pasando en los diferentes viajes que he hecho por el desierto.

-Ha contado de nuevo con Jean Reno en el reparto. Parece que ambos se entienden bien.

-Sí. Somos muy buenos amigos y me encanta trabajar con él. Para un director de cine de Córdoba, tener la posibilidad de trabajar con una estrella como Jean Reno es un lujo.

-¿Qué otros actores forman parte del reparto?

-Además de Reno, están Arturo Valls, Quique San Francisco y un intérprete español de origen libanés que se llama Hovik Keuchkerian y que va a sorprender. Es un gran actor, trabaja mucho en Estados Unidos. En España no es muy conocido, pero seguramente ahora mismo es el actor español que más proyección internacional tiene. Y como me gusta descubrir caras nuevas, también esta Susana Abaitua, una chica de 26 años que tampoco es muy conocida, además de un cuarto personaje que interpreta un chico de Cabo Verde, que hace una película por primera vez.

-Arturo Valls y Quique San Francisco juntos suena a comedia.

-Si me preguntas en qué género estaría la película, te diría que es una comedia de aventuras.

-Después de rodar con niños y animales, que es complicado, ¿cuál ha sido la mayor dificultad de este trabajo?

-Todos los rodajes son complicados, aunque sean dentro de una habitación. De este, lo más complicado ha sido el tiempo. Hemos tenido que hacerlo en seis semanas y media y, normalmente, con estas características, se necesitan ocho. Todo ha sido muy rápido. Por otro lado, en el Sahara, las condiciones son extremas muchas veces, desde tormentas de arena, viento y mucho calor. Y eso también se ve en la película.

-¿Ha recibido alguna ayuda en esta ocasión?

-Nada. La película es de TVE y de Netflix, y no es la más cara que he rodado.

-Espera estrenarla en marzo o abril del próximo año. ¿En qué proceso está ahora?

-Aún queda algo de rodaje. En tres semanas vuelvo a Marruecos con un equipo reducido para rodar unos planos que hacen falta, pero está prácticamente editada ya.

-Todas sus películas han tenido una ‘premiere’ en Córdoba. ¿Hará lo mismo esta vez?

-Me gustaría. A ver si me ayudan en Córdoba a hacerlo.