NACE EN CARCABUEY (1957).

TRAYECTORIA DESDE 1990 ES MAGISTRADO DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE CORDOBA, QUE AHORA PRESIDE. HA PUBLICADO DOS NOVELAS, RELATOS, COMPILACION DE ARTICULOS DE PRENSA Y UN POEMARIO. HOY PRESENTA NUEVO LIBRO, TITULADO 'TRECE DE DICIEMBRE'.

Francisco de Paula Sánchez Zamorano es, además de un destacado jurista, un letraherido confeso y sin la menor voluntad de arrepentimiento. Por eso el actual presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba, aun con los cinco sentidos puestos en las responsabilidades del cargo, procura robar minutos al ocio y al sueño para tratar de compaginar sus dos pasiones, el derecho y la literatura. Hoy presenta en sociedad (20.00 horas, Palacio de la Merced) su último libro, una recopilación de seis relatos a la que da título el primero, Trece de diciembre , que más que ficción en formato breve es una novela corta. Llega al lector envuelta, como los demás escritos compilados, en las brumas del misterio y la intriga, sin dejar a un lado el pulso poético que caracteriza al autor. Y todo ello ilustrado con una sugerente fotografía de Sánchez Moreno en la portada y cuatro dibujos a plumilla de Antonio Bujalance en el interior.

--¿Qué encierra 'Trece de diciembre' en sus páginas?

--Hago una incursión, que ya había avanzado en otros trabajos, en el misterio, el suspense, y en algunos casos el terror. En concreto el relato Trece de diciembre está ambientado en Córdoba, e inspirado en los fenómenos paranormales que se cuenta que ocurren en la Facultad de Derecho, concretamente en el claustro del que fue convento de las carmelitas descalzas. Construyo la historia sobre una mezcla de amor, de periodismo de investigación, de intriga, ambición y exorcismo.

--Sus narraciones suelen tener una atmósfera poética. ¿También en este caso?

--Yo depuro el lenguaje y trato de darle sonoridad, casi la misma que puede tener el poema. Hay cierto lirismo en las páginas, dentro de lo que permite la temática, atravesada por una historia de amor.

Edita este nuevo libro, como los anteriores, Anfora Nova, editorial de Rute, municipio donde Sánchez Zamorano, a pesar de haber nacido en Carcabuey, pasó su infancia y adolescencia y al que le unen fuertes lazos sentimentales. "Sí, la tierra tira, y Anfora Nova es una editorial selecta, que cuida mucho lo que publica --afirma--, y me enorgullece que considere que mis escritos están a su altura".

--¿Todos los relatos están ambientados en Córdoba?

--No, la ambientación es de lo más variopinta. El titulado Memorias de Willersley está ambientado en un castillo-hotel situado en los bosques de Nottingham, donde trabajaba un español muy español, y así lo digo en la dedicatoria del relato, al que una vieja camarera le contaba historias terroríficas. Otros relatos como Los Duendes o Fatal coincidencia son tramas de misterio. Y el titulado Los desahuciados trata de un verdugo y una víctima desahuciados de la vida; es una reflexión sobre la venganza, tema que me obsesiona.

--Vienen a presentar el libro personas tan relevantes como el presidente del TSJA, Lorenzo del Río, y el exfiscal general del Estado Eduardo Torres Dulce, entre otros. Tiene usted un gran poder de convocatoria.

--La gente suele responder, tanto el público como las personas a las que tanto el editor como yo proponemos estar en la mesa. Esta mesa será muy judicial, porque además de los que cita asistirá Fernando Fuentes, profesor de la Facultad de Derecho, por ser amigo y porque el relato está ambientado en la facultad donde da clases y donde yo también las di en tiempos. Yo siempre quiero poner el acento en mi profesión, antes que escritor soy juez, profesión de la que me siento orgulloso. Y además la literatura no está reñida con ninguna disciplina, y menos con la jurídica. La simbiosis entre el derecho y la literatura es muy enriquecedora, y sobre eso versó mi discurso de ingreso en la Academia. Delante del juez pasan a diario las miserias humanas, y eso deja huella.

--Sin embargo, sus narraciones no suelen tener mucho que ver con el mundo del derecho.

--No, y por supuesto no quiere decir que me inspire en los casos que conozco. Pero dejan siempre resortes literarios en la imaginación del escritor. Y, claro está, te mueves con propiedad en el lenguaje jurídico si el relato lo requiere.

--¿Y a qué puede deberse que tantos juristas tengan veleidades literarias?

--Es que el derecho es la propia vida de relación entre los seres humanos. La novela es vida, la ficción se construye sobre la realidad, sobre experiencias vitales.

--Ha publicado novelas, libros de relatos, artículos de prensa, poemas... ¿En qué género se siente más cómodo?

--En la narrativa, bien sea corta o larga. Escribir novela quizá sea más fácil porque admite la digresión, mientras que el relato corto exige crear tensión narrativa en pocas páginas y una sorpresa final.

Cuesta trabajo imaginar de dónde saca este hombre detallista en la administración de las leyes --esfuerzo muchas veces realizado a contracorriente por falta de medios--, el tiempo y la serenidad necesarios para escribir, y más ahora, al frente de la Audiencia Provincial. El lo explica diciendo que "a base de juegos malabares" y aprovechando que es de poco dormir. "A veces tengo que tirar de los fines de semana --reconoce--, lo que me cuesta alguna peleílla con mi mujer, aunque es bastante comprensiva".

--¿Tiene nueva obra en ciernes?

--Las musas y yo --aunque no creo en ellas sino en el trabajo diario-- vamos a estar peleados hasta que vengan tiempos mejores, que vendrán.

--Pero me consta que este no es el último libro que publicará en un plazo corto, ¿no es así?

--En abril o mayo se presentará El color de las palabras , un diccionario de voces subbéticas ilustrado con cuatro reproducciones de óleos míos, porque también pinto, y uno de mi padre, que edita el Grupo de Desarrollo Rural de la Subbética. Pero son cosas que ya tenía hechas. Ahora ni puedo ni quiero meterme en más proyectos.