Nueva York, la ciudad que siempre mira hacia delante, retrocede 400 años para conmemorar la muerte del pintor Doménikos Theotocópuli, más conocido como el Greco, y cuya obra repasarán dos vacas sagradas de las instituciones artísticas de la ciudad: el Museo Metropolitano y la Frick Collection. Esta fiebre por el Greco no es nueva, pues ha sido, desde hace ya décadas, uno de los artistas favoritos de los coleccionistas en Nueva York. Pero este año tendrá tres síntomas: el primero, quizá el más leve pero también el más atípico, es la exposición que ayer se inauguró en la Frick Collection, Men in Armor , abierta hasta el 26 de octubre. El segundo será la exposición El Greco in New York , que desde el 4 de noviembre hasta el 1 de febrero de 2015 organizará el Museo Metropolitano (Met), el más grande de la ciudad, que en conjunción con la Hispanic Society de Estados Unidos reunirá la colección del pintor más importante, al margen de la del Prado de Madrid.

Y el tercero será de nuevo la Frick Collection, que hará una prolongación de la exposición del Met juntando las tres obras que posee del pintor de los rostros ojivales y las siluetas alargadas: La purificación del templo (1600), San Jerónimo (1590-1600) y Retrato de Vincenzo Anastagi (1575). Este último cuadro es el que centra, a modo de aperitivo, Men in Armor y puede considerarse por su significado dentro de la trayectoria del Greco (1541-1614) toda una rareza: un retrato ajeno a toda espiritualidad y realizado como carta de presentación para encontrar mecenas en Italia, dos años antes de instalarse en Toledo.

"La carrera del Greco como retratista no ha sido estudiada mucho hasta ahora. Era excelente y para entender mejor esta parte de su carrera hay que buscar en su época en Italia. Solo tres retratos de este período han sobrevivido, y el de Vincenzo Anastagi es el más importante y el último de ellos", explica el comisario de la exposición, el coreano Jeongho Park.

Frente a él, a modo de comparativa, Men in Armor se completa con otro retrato: el que Scipione Pulzone realizó a Jacopo Boncompagni en 1574, en el que se puede observar la "glamurización" del retratado y su armadura, en contraste con la sobriedad aplicada a la armadura metálica. A pesar de su pericia, o precisamente por los detalles de ese metal brillante, de esas canas sutiles en la patilla del retratado o esa piel con arrugas e imperfecciones, "podemos suponer que no tuvo éxito, porque a los dos años se estaba yendo a España sin mecenas". Park asegura que, al margen de los valores artísticos, es más elocuente su pintura secular que su pintura católica, pero sí confirma que era "un pintor que estaba ansioso por ser exitoso, tanto en los círculos artísticos como de manera universal". Así, Park reconoce que "lo más fascinante" que ha aprendido mientras hacía más investigación sobre el Greco es "el nivel de intelecto que tiene. Cómo usa ese intelecto y su invención artística para alcanzar sus metas". "Creo que el 400 aniversario de su muerte es una gran oportunidad para revisitar a este maestro y para aprender más sobre su contribución al mundo del arte", concluye.