El cantaor flamenco Francisco Crespo Aguilar, conocido como Lucas de Écija y padre del entrenador de la UD Las Palmas, Paco Jémez, ha fallecido a los 88 años de edad. La noticia fue hecha pública por el propio club amarillo tras encuentro de Liga ante el Valencia en el Gran Canaria.

UNA DE LAS GRANDES VOCES DEL FLAMENCO

Lucas de Écija que tomó el nombre de la ciudad que lo vio nacer, llevaba también Córdoba en el corazón, ya que era su ciudad de adopción. Tiene cuatro discos en su carrera y ha sido un auténtico trotamundos, llevando el arte del flamenco a casi todas las latitudes del planeta. Comenzó a cantar a los 11 años, siendo finalista en un concurso de su ciudad natal, actuando con destacados guitarristas y bailaoras. Optó por dejar el puesto de frutas de sus padres para dedicarse de lleno al flamenco. Cantó con Antonio el Sevillano, del que heredó los fandangos de la ciudad del Betis, aunque tocó todos los palos. Sus actuaciones han sido sonadas en Venezuela, Puerto Rico, Estados Unidos o Grecia, entre otros países.

En una entrevista con este periódico, hace ahora un año, el cantaor señalaba que le gustaría dejar como legado "que se reactivara mi peña y que los mayores enseñaran a los más jóvenes a conocer este arte".

En la misma entrevista, se refería a la afición por el flamenco heredada por su hijo, Paco Jémez. "Él toca la guitarra -señalaba-. Si no hubiera sido deportista seguro que se hubiera inclinado por este mundo. Le gusta mucho".

Precisamente, Paco Jémez, exfutbolista del Córdoba CF y de la selección española de fútbol y actual entrenador de la UD Las Palmas, nació en Las Palmas de Gran Canaria, a donde, en aquella época, había llevado a Lucas de Écija su actividad en el mundo del flamenco.