Vicente Amigo encandiló de nuevo a todos los que tuvimos la suerte de extasiarnos contemplando su irresistible ascensión en el mundo de las seis cuerdas, que lo designa como su más fiel dignatario. Una vuelta a sus orígenes para demostrar que su gran talla de guitarrista hay que buscarla en esos comienzos adolescentes, que los más sabios en la materia intuían como el gran hallazgo de la guitarra flamenca de nuestros días. Un pronóstico que viene cumpliendo desde hace décadas y que en la clausura del 38 Festival de la Guitarra confirmó con creces con una actuación histórica por qué se le cataloga como el guitarrista de este imprevisible siglo.

Memoria de los Sentidos aglutina todas las virtudes de Vicente Amigo y nos transporta al insondable mundo de la más acrisolada pureza con el valor que supone lo que siempre hay que tener en cuenta: que independientemente del virtuosismo propio de este tiempo, hay que dotar al toque del poder de la emoción intrínseca que define al flamenco y que lo distingue como una de las grandes músicas del mundo.

Vicente lo siente y lo toca pasando de lo volcánico a la magia sutil de su creatividad musical ,utilizando sus grandes recursos técnicos y esa enorme conmoción emocional impulsada por un sonido propio, siempre mirando las viejas raíces pero aportando también el torrente creativo de su excelsa inspiración flamenca.

En la dos horas que duró el recital, sin levantarse de la silla nada más que para saludar al público que llenó la Axerquía, hizo un recorrido por las piezas más significativas de esta Memoria de los Sentidos donde no podía faltar ese réquiem dedicado a la memoria de su amigo, el gran Paco de Lucia, cantada por Rafael de Utrera que, con los desgarros emocionales de su flamenca garganta se imbuyó durante toda la noche, como el resto del selecto grupo, en la música de Vicente. Con este sentido recuerdo ofreció todo un reconocimiento al algecireño universal, que cambió el toque flamenco para que nada fuera igual.

Los bises demandados por un público entregado se sucedían uno tras otro y al final nos ofreció Guadamecí, una bella composición como homenaje a esa creación artesanal que define a Córdoba desde hace siglos.

Un digno colofón, sin duda, a este Festival de la Guitarra en el que junto a las primera figuras de este instrumento en sus distintas especialidades Vicente Amigo ha enaltecido una vez más la grandeza del flamenco, ayudado por sus colaboradores-amigos plegados armoniosamente a la inspiración de nuestro guitarrista más universal.