El próximo 16 de abril finaliza la exposición temporal Fondos restaurados: La Piel del Toro Islero, organizada por la Delegación de Cultura del Ayuntamiento con el fin de dar a conocer los fondos que constituyen la colección del Museo Taurino y que no se exponen de manera permanente en el mismo.

La muestra es una continuación del ciclo que comenzó en 2014 con La Lidia en porcelana y continuó con Lagartijo y su época, en 2015. El objetivo añadido de esta exposición, según indica el teniente de alcalde de Cultura y Patrimonio, David Luque, en una nota de prensa, ha sido también “dar a conocer los trabajos que realiza el servicio municipal de conservación y restauración, en una especialidad especialmente compleja como es la taxidermia”. “Más de 22.000 personas la han visitado desde su inauguración”, subraya Luque.

Junto a ello, ha avanzado que la siguiente actividad expositiva del Museo Taurino se inaugurará el próximo 28 de abril, dentro de los actos programados por el Ayuntamiento de Córdoba con motivo del centenario del nacimiento de Manolete. En concreto será la exposición Zuloaga en Julio Romero de Torres. Guerrita, Machaquito, y Manolete como imagen y símbolo del héroe, que permitirá contemplar hasta el 28 de junio, los retratos realizados de estos tres califas del toreo, por dos pintores prácticamente coetáneos como fueron Julio Romero de Torres y Zuloaga, siendo el que realizó este último a Manolete, la primera vez que se podrá ver en Córdoba.

Respecto a la exposición temporal de la piel de Islero, que podrá contemplarse hasta el 16 de abril, el Conservador Municipal, Enrique Ortega, explica la restauración de una de las piezas “emblemáticas” y con “mayor valor simbólico” del Museo Taurino de Córdoba, ha sido “un trabajo de alto nivel profesional, realizado por Rita Gil Macarrón, doctora en Bellas Artes, y una de las pocas especialistas de nuestro país en el tratamiento científico de este tipo de piezas”.

La metodología y los tratamientos realizados “han sido innovadores en la ciudad de Córdoba y en nuestro entorno”, según se detalla, al tiempo que se incide en que el estado de conservación de la piel de Islero era “muy deficiente”. En la misma se encontraban restos de insectos, manchas, deformaciones y encogimientos, agujeros de clavos, desgarros, calvas en el pelaje.

Todo esto agravado por el polvo que se ha ido introduciendo entre el pelo. Se ha limpiado el anverso y el reverso mediante microaspiración y ayuda de medios mecánicos. Y en diversos lugares ha sido necesario el empleo de otras técnicas para conseguir la eliminación de la suciedad superficial y tratar de corregir deformaciones en la piel mediante hidratación y presión controlada.