Harrison Ford vuelve a ponerse en la piel del cazador de replicantes Rick Deckard, pero cede el protagonismo a Ryan Gosling en Blade Runner 2049, secuela de la obra maestra de Ridley Scott que ambos actores presentaron ayer juntos en Madrid y en la que habrá, según declararon, «misterio» y «romanticismo». El secretismo en torno a la trama de la segunda entrega de Blade Runner, dirigida por Denis Villeneuve (La llegada, Prisioneros), es máximo, hasta el punto de que la distribuidora Sony no ha mostrado la película completa a los periodistas antes de las entrevistas, en contra de lo que es habitual. «Es parte de un plan para preservar al máximo la experiencia al espectador», explicó Harrison Ford al ser preguntado sobre cómo ha encontrado a Deckard 35 años después. «Lo que ha pasado con él es parte del misterio», subrayó con su habitual pose irónica, «no debo contarlo, podría hacerlo, pero no voy a hacerlo». Lo poco que se sabe es que los hechos suceden 30 años después de la primera película, ambientada en 2019. Un nuevo cazador de replicantes, el agente K (Gosling), desentierra un antiguo secreto que podría sumir en el caos lo que queda de la sociedad y es ese descubrimiento lo que le lleva a la búsqueda de Deckard.

Estrenada en 1982, Blade Runner no funcionó en taquilla en su momento, pero con el tiempo se convirtió en una película de culto, que se movía entre el cine negro y la ciencia ficción, y planteaba cuestiones adelantadas a su tiempo sobre qué significa ser humano, las clases sociales, la ingeniería genética o el cambio climático. Filmada en Hungría, llegará a los cines el de octubre.