‘INCENDIOS’

Autor: Wajdi Mouawad.

Intérpretes: Nuria Espert, Ramón Barea, Laia Marull, Germán Torres, Carlota Olcina, Álex García, Alberto Iglesias y Lucía Barrado.

Dirección: Mario Gas.

Lugar: Gran Teatro, viernes 20.

Magnífica puesta en escena de Mario Gas para esta obra del reconocido autor, libanés de nacimiento y canadiense de adopción, Wajdi Mouawad. Incendios puede ser perfectamente una tragedia de corte clásico con toda la actualidad del siglo XXI. Una escenografía minimalista, perfectamente conseguida, enmarca los distintos espacios y tiempos en los que se desarrolla la acción en este espectáculo denso y depurado en el que Mario Gas cuenta una historia épica a través de distintas escenas que van saltando en el tiempo con las terribles y aterradoras revelaciones a partir del momento en que Nawal Marwan rompe su silencio y destapa sus secretos y dolorosos recuerdos. Todo ello potenciado por imágenes multimedia de Álvaro Luna, perfectas, contundentes y llenas de fuerza sobre el frontispicio de hormigón en el centro del decorado.

Todos los actores y actrices, con Nuria Espert a la cabeza, brillan en la interpretación de esta obra, a todas luces muy dura de hacer y de ver, con este viaje que lleva a la catarsis a través de un montaje intenso en el que ocho intérpretes incorporan más de 20 personajes en este texto que aglutina dureza y poesía, mostrando todo el drama, el amor y también el horror tremendo de la guerra, de la crueldad absurda, de la destrucción del ser humano, jugando en esta impecable interpretación con silencios que a veces dicen más que las palabras para expresar lo que el autor transmite de su filosofía y de su forma de ver la vida y la muerte a través del texto, cargado de actualidad por desgracia.

Espléndida interpretación que hace muy difícil destacar una escena de otra precisamente por lo polifónico del reparto y por la perfecta conjunción de los espacios luminosos y sonoros con que está compuesta la propuesta escénica.

Incendios. «El silencio llega siempre después de la verdad» marca el recorrido de esta obra que muestra a Nawal Marwan como la mujer atrapada en su destino, la joven y la anciana, la feliz y la desgraciada, escondida siempre en su silencio antes de su muerte.