El Equipo 57 situó a Córdoba en el mapa de las vanguardias artísticas. Tendió un puente entre la miseria de una España ahogada en una dictadura, al París luminoso de la creación artística. El presidente del Parlamento de Andalucía y el Consejo Andaluz del Movimiento Europeo, Manuel Gracia, entregará hoy en la Delegación del Gobierno de la Junta a los miembros cordobeses de este colectivo artístico, Juan Serrano y Juan Cuenca, el premio Blanco White 2014. El galardón, que han recibido personalidades como el profesor Juan Antonio Carrillo Salcedo, premia "la labor creativa y humanista que supuso una revolución cultural y sirvió de puente entre Europa y Andalucía".

"Estamos muy honrados de recibir este premio. Al igual que el escritor Blanco White, en aquel momento sentimos esa animadversión por la represión y la falta de libertades que había en España y huimos a Europa. En una situación irrespirable nos fuimos a París que representaba la libertad", explicó ayer Juan Cuenca. "Era incompatible la dictadura con una cultura progresista. Necesitábamos los aires democráticos y París era el foco mundial de la cultura y el arte", apunta Juan Serrano.

Pero, ¿sigue siendo Europa ese símbolo de la modernidad? Para Cuenca, "Europa no es ningún símbolo es una realidad, todo se ha normalizado, aunque sigue siendo un potencia en el mundo del arte muy fuerte". Por su parte Juan Serrano, que se define como "europeista histórico, por todo lo que ha significado Europa para la cultura, y europeista escéptico en la actualidad, porque la UE no está dando respuesta a las necesidades de los ciudadanos", piensa que "hoy los focos de la cultura se han polarizado". El Equipo 57 sigue estando muy presente en la Europa de Merkel. Sin ir más lejos, la exposición internacional Art turning left de la Tate de Liverpool, celebrada hace unos meses, reivindicó el papel jugado por el colectivo español por su ejemplo de cómo los procesos de producción del arte han sido influidos por los valores ideológicos de la izquierda desde la Revolución Francesa hasta nuestros días.

Estos dos arquitectos cordobeses, junto al resto de los miembros del Equipo 57, los pintores Agustín Ibarrola, el fallecido Angel Duarte y José Duarte, renunciaron a los nombres propios y reivindicaron la función social del arte. En su manifiesto fundacional apostaron por el trabajo en equipo frente a la figura del autor individual. "Teníamos la pretensión y el sueño de que nuestro arte tuviera una proyección social", describe Juan Cuenca. "El arte, como nosotros lo entendíamos, pretendía ser un proyecto de futuro, un germen de cómo se podía cambiar el mundo, alineados desde la izquierda frente al status quo del modelo capitalista. A un pintor ya no se le ocurre cambiar el mundo, a nosotros sí se nos ocurría. Esa es la gran diferencia con el arte actual". "Los medios técnicos han cambiado la manera de percibir el arte y de entenderlo", añade Juan Serrano.

El de hoy no es ni mucho menos el primer premio que reciben estos artistas de consolidada trayectoria. Cada uno de ellos fue distinguido con la Medalla de oro al mérito en las Bellas Artes; y en el caso de Serrano y Cuenca, con la Medalla de Oro de Andalucía. Estos dos arquitectos han llevado a cabo numerosas actuaciones de rehabilitación y consolidación del patrimonio monumental de Córdoba. Algunas de ellas, precedida por la polémica. "En mi caso no quisieron ni inaugurarla", dice Serrano con una mezcla de nostalgia e ironía. Se refiere a la actual configuración del Bulevar de Gran Capitán, que remodeló de forma integral en el 89 en el tramo entre Gondomar y Ronda de los Tejares. Para Cuenca, su intervención en el Puente Romano tampoco fue un camino de rosas. "Cuando la gente opinaba sobre mi intervención lo que quería decir es que allí no se hiciera nada --explica--. La gente no reconoce ya la autoría y eso es grave". No obstante, estos dos arquitectos solo han tenido que esperar un tiempo para que los cordobeses hagan suyas sus intervenciones. "Solo hay que tener mucha paciencia, la gente no solo lo acepta sino que lo defiende como un valor. Lo hace propio", concluye Serrano.