Con cierto retraso, ya que fue rodada en 2008 --estando presente con éxito en el festival de Málaga al año siguiente dentro de la sección ZonaCine, donde se llevó el premio del público y mejor guión novel para David Esteban Cubero y Mercedes Carrillo-- la ópera prima de Adán Martín ha sido estrenada y merece la pena verla, ante todo porque contiene un tan estupendo como desgarrador trabajo interpretativo de la actriz cordobesa Marisol Membrillo, que ha sabido elevarse aquí por encima de otros aspectos y personajes del film, como ese escritor de necrológicas cuya actividad da título a la película y que encarna Alex García. El relato arranca cuando este periodista sin trabajo fijo se encuentra en un cementerio con una misteriosa mujer, amante del difunto y conocida actriz que está haciendo su última función teatral ('Fedra') con la que se despide y a la que invita al joven. A partir de ahí comienzan una relación en la que habrá más de una sorpresa. La historia contiene algún giro a partir del cual lo que parece que iba camino del romance se tornará en oscuro retrato de la desesperación y lo irremediable, quizás decayendo en cierto sentido su ritmo y extendiéndolo demasiado con el consiguiente bajón en el interés del espectador que podría haber sido resuelto en montaje por Rosa María Harto.

La producción, íntegramente valenciana, cuyo presupuesto no ha debido ser alto, ha sabido otorgar al producto una muy cuidada factura técnica pese a las carencias que suele encontrar este cine de escasos medios. La fotografía de Gabriel Guerra, la música de Luis Ivars, el vestuario de Inés Liverato y la dirección artística de José Luis Saldaña consiguen ilustrar este texto fílmico y el trabajo del reparto. Siempre resulta interesante optar por este tipo de propuestas, cuya honestidad artística es de agradecer en un momento en que el cine nacional busca su lugar en la cartelera y cuando tanto trabajo cuesta a los directores estrenar en dignas condiciones sus largometrajes. Enhorabuena , pues.