Ayer empezó una de las subastas editoriales más extrañas de la historia. La de los derechos para publicar el nuevo libro de J. K. Rowling en varias lenguas, entre ellas el castellano y el catalán. Abierta a todos los grandes grupos, no solo a sus tradicionales editores, como Salamandra y Empúries. Con una peculiaridad. Los contendientes debían formular sus ofertas (o sea, jugarse bastantes centenares de miles de euros) sin poder leer un capítulo de muestra, ni una sinopsis de su contenido, ni el título o la fecha de publicación. Incluso el género (novela negra) no es más que una suposición.

Poquísimos autores pueden obligar a jugar en estas condiciones. Nada que ver con el periplo de la escritora para conseguir publicar su primer libro, rechazado por una docena de editoriales. Pero en este caso, la decisión de mantener en secreto hasta el próximo otoño cualquier detalle sobre el regreso a la escena de la escritora se ha llevado hasta el extremo.

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Rowling debutó y se mantuvo volcada durante años en la serie de Potter. Los siete libros llegaron a las librerías británicas entre 1997 y el 2007. En julio del 2011, despidió al agente que la impulsó, Cristopher Little, y contrató a un empleado de este, Neil Blair. Y hace un mes, anunciaba que dejaba plantada a su editorial, Bloomsbury, y que había contratado la publicación de su nuevo libro con la editorial Little, Brown, en EEUU y el Reino Unido. De su obra solo se sabe por su boca que será "muy diferente". Y que se trata de una novela negra es una deducción a partir del hecho de que el editor que estará al cargo de ella, David Shelley, lo es también de autores como Dennis Lehane o Val McDermid. Ayer mismo, las editoriales debían enviar una oferta. A medida de que caigan candidatos, los compromisos de promoción y márketing que asuman unos y otros pueden inclinar la balanza. ¿La solución? Dentro de varios días. Una apuesta de riesgo, coinciden todos. Pero por uno de los pocos libros que tienen asegurado convertirse en un best--seller de verdad cuando las ventas caen por encima del 20%.