La extensión que separa España de Marruecos sirve como espacio geográfico para desarrollar una trama donde se mezclan acción, suspense y drama romántico. Daniel Monzón, el que fuera crítico y subdirector del programa televisivo 'Días de cine', que saltara a la dirección cinematográfica con 'El corazón del guerrero' y se consolidara con su anterior trabajo (la aclamada y exitosa 'Celda 211'), ahora vuelve para, en su primer fin de semana de exhibición, asaltar la taquilla con muy buenos resultados y conseguir el beneplácito de un público que ha respaldado la propuesta, después del bombardeo publicitario a que nos han sometido las cadenas audiovisuales que han entrado en la producción del film.

El título responde al alias de un traficante que navegaba por esas aguas, sin embargo, no se toma exclusivamente ese punto de vista en la narración. Entre los dos lados de la ley no optan los guionistas (Jorge Guerricaechevarría y Monzón) por ninguno de ellos en especial, sino que escriben la historia desde ambos, o sea, narran las peripecias de un grupo de agentes encargados de perseguir el narcotráfico y, a la vez, observamos cómo nace y se desarrolla un negocio de ida y vuelta sobre motos de agua, lanchas y cualquier tipo de embarcación que sirva para driblar a los helicópteros de las fuerzas del orden. Así que la acción está servida, y bien filmada. También nos encontramos con algún enamoramiento, posiblemente sea aquí donde flaquee más el argumento, así como la intriga desarrollada en Gibraltar. Con respecto al reparto, queda patente la intención de mezclar intérpretes de renombre y gran experiencia como Luis Tosar (a quien recordamos aún como 'Malamadre'), Eduard Fernández o Sergi López , con jóvenes como Jesús Carroza ( '7 Vírgenes') o el debutante Jesús Catro. Y no olvidemos, por supuesto, la presencia de un actor de la tierra: Juan Carlos Villanueva. Correcta producción, pues, aunque no llegue a la altura de 'Celda 211'.