La delegada de Educación, Cultura y Deporte, Manuela Gómez, ha inaugurado el Museo Arqueológico la Exposición MUGAWWAR-CORDUBA, que cuenta con la colaboración del Museo Prasa Torrecampo. La muestra incluye piezas de ambos museos, distribuidas en cinco etapas, que abarcan desde la prehistoria hasta el fin del mundo islámico en Córdoba. Permanecerá abierta hasta el 2 de Junio.

La exposición ha sido organizada por la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte a través del Museo Arqueológico de Córdoba y por la Fundación Prasa. Según Manuela Gómez, se trata de una colaboración entre la Junta de Andalucía y una institución privada como es el caso de la Fundación Prasa y de su Museo en Torrecampo. Los comisarios de la misma son la directora del Museo Arqueológico María Dolores Baena, y el director del Museo Prasa Torrecampo, Juan Bautista Carpio.

Exposición

Desde sus orígenes en el período Calcolítico, Córdoba ha estado estrechamente relacionada con su entorno rural. En el sur del territorio cercano a la ciudad se encuentran tierras de gran productividad agrícola. Al norte, amplias áreas ganaderas y, sobre todo, importantes y variados recursos mineros. Dividiendo este territorio, el Guadalquivir, navegable hasta la Edad Media, permite el establecimiento de contactos comerciales con el Mediterráneo y el Atlántico.

El comercio de los productos agrarios y mineros de la actual provincia de Córdoba fomentó el gran desarrollo de una ciudad que se convertiría en capital de la Bética romana y de al-Andalus. Una interesante historia que podemos seguir a través de las completas colecciones del Museo Arqueológico de Córdoba. También se pone de manifiesto que esta provincia es una importante zona de contactos comerciales entre oriente y occidente, principalmente a partir de la comercialización de los recursos mineros.

La muestra se organiza en cinco bloques temáticos:

1. Ocupación del territorio y explotación de los recursos.

Aunque la presencia humana en Los Pedroches se documenta desde el Paleolítico, la ocupación completa se produce a comienzos de la Edad de los Metales. La riqueza en minerales metálicos de la zona la convierte en especialmente atractiva. Al mismo tiempo, en la Colina de los Quemados (actual Parque Cruz Conde) crece una primitiva Córdoba en la que se concentrará buena parte del comercio de estos metales.

En la exposición se muestra una selección de piezas relacionadas tanto con la explotación minera como con la riqueza agrícola. Las dos bases que permitieron a Córdoba consolidarse como uno de los principales centros comerciales del Mediterráneo.

2. Norte y Sur: iberos y celtas.

Como corresponde a un importante centro comercial, a Córdoba llegarán durante toda la historia frecuentes influencias tanto del norte como del sur, del Mediterráneo oriental o de las zonas atlánticas. Y el comercio de productos mineros trasladará trazos de todas estas culturas a la zona de Los Pedroches.

Las influencias orientales que han dado origen a la cultura ibérica se mezclan en el norte de Córdoba con objetos que reflejan la cercanía del mundo cultural céltico e indoeuropeo. Los Pedroches se han convertido en un puente entre la Meseta y el Valle del Guadalquivir, como se refleja en las piezas expuestas en esta vitrina.

3. La primera globalización: el mundo romano.

La romanización dotará de una lengua, una cultura y un espacio económico común a buena parte del Mediterráneo antiguo. Una especie de primitiva globalización. Córdoba ocupará un lugar muy destacado en el mundo romano. Capital de la Bética, desde la Colonia Patricia Corduba se controlaba una de las provincias más ricas e influyentes de Roma.

A través del comercio de metales, también se romaniza el norte de la provincia. Monedas, cerámicas, vidrios o elementos decorativos muestran cómo también esta zona, muy ligada a la capital provincial, estuvo fuertemente impregnada de la cultura romana. Y de esta uniformidad cultural son buena muestra los objetos que aquí se exponen.

4. Oriente y Occidente.

La decadencia del sistema político romano no supuso el final de los contactos comerciales y culturales. Al contrario, durante la época visigoda continúan confluyendo en estas tierras influencias indoeuropeas y orientales, procedentes de los mundos germánico y bizantino.

Se reactiva la explotación de los yacimientos mineros y, con el comercio de los metales, la actual comarca de Los Pedroches sigue conectada con los principales centros económicos europeos y mediterráneos. En época andalusí, Córdoba, capital de al-Andalus, cumplirá nuevamente una función de puente entre Europa y Oriente.

En la exposición, esta mezcla cultural es visible a través de representaciones de animales afrontados, piezas de rica orfebrería o monedas de la época.

5. Tierra de frontera.

Durante el período andalusí, el norte de la actual provincia de Córdoba formó una provincia o kora militarizada con el objetivo de proteger la capital y las vías de comunicación que la conectan con la Meseta. Fahs al-Ballut (el Llano de las Bellotas) se convierte en la puerta de Córdoba.

A través de monedas, sellos o precintos, en la exposición se muestra cómo desde el inicio de la presencia islámica el control del territorio resulta crucial. Otras piezas, como las lápidas funerarias procedentes de la necrópolis de Pedroche, nos informan sobre la arabización de una provincia que, a partir de la conquista cristiana de Toledo (1085) y hasta la toma definitiva de Córdoba en 1236 será tierra de frontera.