La 40 Feria del Libro de Córdoba arrancó ayer en el Bulevar del Gran Capitán con buen tiempo, un gran número de visitantes y el debate entre el formato clásico y la alternativa digital como telón de fondo, ya que los vertiginosos cambios que vive la sociedad actual gracias a las nuevas tecnologías afectan a este sector, no solo en las ventas, sino en las formas de creación de los propios autores, que también viajan camino de la renovación. Bajo el lema Leer en el siglo XXI , el encuentro cordobés con la lectura gozó en su jornada de apertura de la presencia de los escritores Lorenzo Silva y Manuel Vicent, este último encargado de leer el ya clásico pregón inaugural, en el que hizo un Elogio a la lectura con un recorrido por la historia de los soportes bibliográficos, uniendo la lectura tradicional, "una forma de volar", y leer por Internet, "lo que llamamos navegar". Vuelo y navegación están "unidos propiamente a la esencia de la lectura", porque los libros y las letras nos llevan a otros mundos, señaló Vicent, que, en busca del origen del ejercicio de leer, se remontó a los fenicios, creadores del alfabeto y la libertad del mar. Tras pasar por los signos en el barro, jeroglíficos, papiros, pergaminos, códices de monasterios y la imprenta de Gutemberg, que supuso el individualismo ante la lectura, Vicent llegó hasta nuestros días, en los que "estamos atravesando el río entre lo real y lo virtual". El escritor considera que, aunque el papel tiene "la batalla perdida a la larga", siempre quedará "una secta" de lectores porque el libro todavía "tiene inmanente un principio de seducción, una espiritualidad" adquirida durante muchos años y "eso tardará en desaparecer".

LOS NUEVOS MALOS Por su parte, Lorenzo Silva fue el primero de los autores que presentó su obra en el Bulevar. Con Francisco José Jurado como maestro de ceremonias, el último Premio Planeta habló de su galardonada novela La marca del meridiano y también hizo alusión a las nuevas tecnologías. "Si antes los malos, los sospechosos en la novela negra tenían cara y cuerpo, ahora son personas que están detrás de una cuenta de Facebook o un numero de teléfono y, a veces, ni siquiera llegan a aparecer, de hecho a un malo muy malo de esta novela no se le llega a ver jamás", señalando que "debemos empezar a tomarnos en serio lo que hay detrás de la pantalla y, de hecho, la policía se lo toma así". Respecto a los cambios que las nuevas tecnologías están provocando en el sector editorial, Silva asegura que hay nuevas ideas y que, ante la pérdida de ventas de los formatos tradicionales --un 60% en los últimos años, según Mariano Pérez de la Concha, presidente de la Asociación de Libreros de Córdoba-- hay editores que las están acariciando. "Creo que la industria está ofreciendo, como es el caso de mi novela, muy buenas ediciones en papel, pero la gente se surte en Google", por lo que todo aquel que hace algo destinado a un público amplio "tiene que buscar caminos, porque sus ventajas y oportunidades variarán mucho si se adaptan a los nuevos tiempos". De hecho desde hace bastante tiempo parte del trabajo del escritor madrileño está en Internet. "Sigo escribiendo novelas porque es lo que me gusta, pero también escribo cuentos en la red, y eso es parte de mi producción, son géneros nuevos y he conseguido ganarme en parte la vida con eso sin que paguen los lectores", continúa el autor, que, frente a todo este mundo virtual, una cita como la Feria del Libro sigue teniendo "mucha importancia" porque "cuanto más estoy en Internet, más aprecio lo que es tener en la mano un buena novela de 400 paginas. Siento la necesidad de tener una cierta cuota de experiencias no digitalizables".

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