La directora de los Museos Municipales, Mercedes Valverde, fue la encargada ayer de inaugurar las jornadas con una conferencia titulada ‘El esplendor de la alborada’ en torno a uno de los grandes de Córdoba, Julio Romero de Torres (1874-1930), y lo hizo centrándose en sus inicios, una de las etapas menos estudiadas del pintor, pero que explican cómo se define la personalidad y el estilo definitivo del autor.

Con todo lujo de detalles, Valverde fue recorriendo las distintas etapas pictóricas que atravesó en su juventud Julio Romero. Recordó los orígenes sevillanos de la familia del artista y cómo Julio Romero, el penúltimo de los hijos de Rafael Romero Barros (conservador restaurador del Museo de Bellas Artes de Córdoba) se convirtió en la estrella de una auténtica saga de pintores. «Gran dibujante como demuestra en Academia de desnudo masculino (1892), ese mismo año recibió la medalla de primera clase en la asignatura de Natural de la Escuela de Bellas Artes de Córdoba», relató la académica, que acompañó su ponencia con más de un centenar de fotografías. Pese a su habilidad, «la escasa localización de dibujos del artista ha dado pie a conjeturas como que Julio Romero no sabía dibujar», comentó, algo que Valverde descarta en base a obras como La gran vía, que hizo con 19 años. El autor, «que fue ilustrador gráfico del Diario de Córdoba» entre otras publicaciones, «cultivó todos los ismos de la época». En sus inicios, «fue notoria la influencia de su hermano Rafael, que primaba la denuncia social». Inmerso ya en el siglo XX, la pintura de Julio Romero evolucionaría hacia el modernismo, el luminismo, el cartelismo, el japonismo, orientalismo... Superada esta etapa, el reconocimiento internacional le llegaría más tarde, explicó, tras un periplo de viajes, de exposiciones en el extranjero y cambios. Lástima que muriera con solo 55 años. H