La carrera de Damien Chazelle como director le debe mucho a la música. Whiplash, la película que lo dio a conocer, estaba inspirada en sus días como batería de jazz. Antes había dirigido Guy and Madeline on a Park Beach, versión verité de los musicales de la MGM. Y esa misma ha sido ahora su inspiración en La ciudad de las estrellas (La La Land), la película que acaba de acaparar Globos de Oro, lidera la carrera hacia los Oscar y llega hoy a los cines españoles.

-Pregunta obvia: ¿De dónde viene su amor por el musical?

-Lo que más me interesó inicialmente del género es que, pese a que en su época dorada eran la fórmula artística más populista, los musicales tienen cierta vena experimental y una gran voluntad de romper las reglas. No olvidemos que son películas en las que la gente rompe a cantar y bailar de repente. Lo que me hizo enamorarme de los musicales es que te agarran por sorpresa y te conmueven como las películas más realistas son incapaces de hacerlo. Algunos te hacen muy feliz, otros te ponen muy triste, pero todos los buenos musicales te dejan hecho un flan.

<b>-Dicho esto, ¿qué le parece que ‘La La Land’ sea considerada un mero homenaje a otras películas?</b>

--Es cierto que nació de un amor por esos viejos musicales, pero mi intención no ha sido hacer ejercicio de nostalgia o crear una pieza de museo. He querido insuflar nueva frescura a los ingredientes de siempre. Y he querido combinar la ridiculez intrínseca de el género de la que hablaba, que hace que los personajes se pongan a bailar en medio de la autopista, con una historia de amor muy íntima que no tiene por qué acabar bien. Creo que lo más nostálgico de La La Land es que es una película hecha para ser vista en pantalla grande, y eso va en contra de los hábitos actuales de los espectadores de cine.

<b>-Tener coreografías como las de Gene Kelly como listón, ¿fue un acicate o una losa? </b>

--Busqué algo en lo que las de La La Land pudieran destacar sobre ellas. Si los números musicales de Gene Kelly incluían cuatro cortes de montaje, yo quise que los míos no tuvieran ninguno. Hasta que Scorsese rodó Toro salvaje todas las películas de boxeo filmaban los combates desde fuera del ring para que se viera bien lo que pasaba. Él puso la cámara en el centro y ello dio a las escenas sensación de caos. Yo he buscado ese mismo tipo de caos.

<b>-¿Existiría ‘La La Land’ de no ser por el éxito de ‘Whiplash’? </b>

--No creo. El guión estaba escrito desde el 2010 y lo estuve paseando de reunión en reunión, sin éxito. Y ahora me siento afortunado de que así fuera. Si hubiera hecho la película entonces posiblemente la habría fastidiado: habría acusado la falta de experiencia, o no habría contado con el reparto adecuado. Hollywood es un lugar que te puede hacer sentir muy impaciente, y yo ya soy impaciente por naturaleza. En muchos momentos del proceso perdí los estribos, y sentí que había un complot en mi contra.

<b>-La gente cada vez ve menos cine en pantalla grande. ¿Qué siente al respecto? </b>

--Soy optimista por naturaleza. Quizá el declive de las salas de cine y el auge de la televisión logre hacer que los cineastas se esfuercen más para dar al público nuevos motivos para ir a las salas. A lo largo de la historia, todos los pasos adelante que el cine ha dado han sido una reacción a una amenaza. El cine lleva 100 años muriéndose, y aquí sigue.