Protagonizaron la época de mayor riqueza industrial de la provincia de Córdoba, pero ni esa riqueza fue oportunamente distribuida ni nadie los recuerda fuera de la cuenca minera de Peñarroya. El fruto, el valor añadido, los réditos de tanta industrialización y tanto carbón, tanta plata, tanto plomo y zinc extraídos, volaban en los vagones de los ferrocarriles de una multinacional. Pero el sudor, la sangre, los esputos negros hasta la asfixia, quedaron bajo tierra, ya fuera en las galerías o en los cementerios.

La segunda novela del colaborador de Diario CORDOBA Alberto Díaz-Villaseñor habla de esto. Su título, La piel azul , hace referencia al mono de trabajo que llevaban puesto la mayor parte del día sus protagonistas, y la historia es un tributo a todos los trabajadores que repartieron riqueza sin que a ellos les tocase nada más que un sueldo del que se detraían días, meses y años de vida a causa de la enfermedad o los accidentes.

Como curiosidad, antes que novela, Alberto Díaz-Villaseñor lo escribió como monólogo teatral, un monólogo que hoy martes se representa en el salón de actos de la Diputación a las 19.30 horas por el actor Asier Pérez Soto. Acompañarán al autor Antonio Moreno Ayora, académico y crítico literario, y Nicasio Molina Pérez, ex minero y líder sindical. Tras la representación, será el turno de hablar de la obra y de desvelar todos sus entresijos en los que no faltan tintes de novela negra.